Bilbao - “Llego aquí finalmente, tras muchos problemas, y resulta que el vuelo está cancelado”, se lamentaba Nagore en su muro de Facebook, una viajera que quería despegar a primera hora de la mañana desde el aeropuerto de Bilbao. Fue una de los cientos de pasajeros que ayer se vieron afectados por el gran temporal de nieve.
Por primera vez, las pistas de La Paloma quedaron sin servicio como consecuencia de una nevada que se fraguó en unas pocas horas de la madrugada. Una situación totalmente inédita para la plantilla del aeropuerto que hizo todo lo posible para tener operativas las pistas pero que no pudieron lograrlo hasta poco antes de las once de la mañana. Fuentes aeroportuarias consultadas por DEIA no recordaban una situación similar en las últimas tres décadas.
La gran cantidad de precipitación blanca acumulada en todo el perímetro aeroportuario tuvo como consecuencia principal la cancelación de una treintena de vuelos, el desvío de dos más que procedían desde Madrid y Valencia y que la docena de aviones que duermen a diario a cobijo de La Paloma ayer se desperezaran varias horas más tarde.
No podían hacer otra cosa. La directora del aeropuerto de Bilbao, Cristina Echeverría, reconoció ayer a media mañana que “la nieve nos iba ganando a pesar del trabajo de las quitanieves por limpiar las pistas desde primera hora”. Fueron los propios bomberos del aeropuerto los que con sus vehículos adaptados con cuchillas sufrieron para apartar la nieve. Las imágenes desde el edificio terminal eran impactantes a través de las grandes cristaleras de la zona de embarque. Con el amanecer las aeronaves pasaban casi desapercibidas cubiertas completamente de blanco sobre un fondo del mismo color níveo. No fue hasta que empezaron a descender las precipitaciones cuando el asfalto de las pistas empezó a aparecer. Los máquinas con las cuchillas pudieron mover la nieve hacia los lados pero después se tuvo que comprobar que la superficie se encontraba con el nivel adecuado de rozamiento para dotar de las condiciones de seguridad óptimas, tanto a las maniobras de despegue como de aterrizaje.
Deshielo de alas Mientras tanto, la plataforma dispuesta en la cabecera de la pista principal para proceder a quitar el hielo de las aeronaves se preparaba para el aluvión de trabajo que le iba a llegar en cuanto se diera permiso para iniciar la operativa aérea.
El líquido anticongelante acumulado en los depósitos del aeropuerto se esparció masivamente por las alas de los aviones para deshacer la nieve acumulada y que estuvieran dispuestos para operar.
Dentro de la terminal, la actividad era totalmente anormal. Un día laborable, las primeras horas de la mañana son frenéticas con los pasajeros que van a tomar los vuelos a Europa, Madrid y Barcelona. Ayer era como una mañana de domingo porque, como explicó la directora, “mucha gente no ha podido llegar por la nevada”. Poco antes de las once de la mañana y con todo el tema de la seguridad aérea comprobado, se abrió el aeropuerto para las aerolíneas que tenían previsto aterrizar a media mañana.
En cuanto a los que tenía que despegar a diferentes destinos, algunas compañías optaron por cancelar definitivamente sus vuelos a Santiago, Lanzarote, Múnich o París, y otras prefirieron continuar con su operativa aunque fuera con retrasos de más de cuatro horas. No fue hasta primera hora de la tarde cuando empezaron a desaparecer de los paneles de la terminal los avisos de vuelos cancelados y la normalidad empezó a imperar en el tráfico aéreo. - Alberto G. Alonso