Ni el frío, ni la lluvia fueron impedimento para que miles de personas, paraguas en mano, disfrutaran, como cada 3 de febrero, de las numerosas alternativas que ofrece la tradicional feria de San Blas en Abadiño. A pesar de que la festividad cayera en sábado, el tiempo fue decisivo para que a primera hora el número de visitantes fuera menor del esperado. “Seguro que la gente se anima y los que han ido a misa han pedido que deje de llover”, explicó entre risas José Luis Navarro, alcalde del municipio que desde primera hora se dejaba ver por el recinto ferial.
Con los montes de alrededor cubiertos de nieve y con alerta amarilla por fuertes precipitaciones, los asistentes no dudaron en acudir con paraguas, abrigo y bufanda. Y es que, ni el hecho de que la lluvia estuviera presente durante buena parte de la jornada disuadió a una gran multitud de acercarse hasta Abadiño. “Me encanta la feria de San Blas. Hemos llegado a primera hora, la mujer ha ido a misa y yo dando vueltas por los puestos”, explicó el durangarra Miguel Ángel, fiel a la cita anual.
Como viene siendo habitual, el público asistente no dudó en dar una vuelta por la exposición de ganado, presenciar el mercado de productos agrícolas, comprar cordones y rosquillas y, cómo no, comer un talo con chorizo acompañado de sidra o txakoli. En este sentido, la feria abadiñarra no sería lo mismo sin la presencia de los Abasolo de Balmaseda, que llevan casi treinta años instalando su txosna donde el talo es el principal reclamo. “Me he levantado a las cuatro de la mañana y para las siete menos cuarto estábamos aquí”, apuntó Antón que, a sus 82 años, lideró el equipo familiar trabajando en el negocio. Preguntado por la cita abadiñarra, el dicharachero hostelero aseguró que “San Blas es la mejor feria de Euskadi y, aunque haga malo, la gente responde”.
En lo que al mercado agrícola se refiere, el parking de la zona del trinkete contó con 80 puestos. Una vez más, quedó claro que para los productores la de San Blas es la feria por excelencia. “Llevamos doce años viendo y San Blas es una de las mejores ferias en ventas”, opinó Aberri Barandaia, que acudió desde Etxarri Aranatz con su puesto de queso y yogures. En la misma línea, se mostró la elorriarra Lourdes que se acercó para vender pan y tortas de San Blas. “Aunque hoy el tiempo no acompaña y dependemos de ello, es una feria muy buena”, apuntó la productora y tercera generación del negocio familiar.
Tampoco faltó a su cita anual Segundo Meabe que llegó desde el pueblo alavés de Gujuli con el propósito de endulzar el paladar de muchos con su pastel vasco, segundo en el campeonato de Euskadi en 2016 y tercero en 2017. “En Abadiño se vende bien y llevo quince años viniendo”, aseguró. Sobre el tiempo reconoció que “cuando he salido de casa había treinta centímetros de nieve así que el tiempo aquí tampoco es tan malo”.
Si por algo se caracteriza la feria de San Blas es por su muestra y mercado de ganado, que reunió a más de 250 animales. En el recinto de venta de ganado se encontraba José Mari Arbide que acudió desde Laudio con la intención de vender nueve vacas de raza pirenaica, suiza y asturiana. “Con diez años ya venía con mi padre y ahora tengo 73 años”, apunto el ganadero, quien añadió que “cada animal cuesta unos 1.200 euros y venimos a vender todo”.
Otro que no quiso perderse la feria fue el gasteiztarra Eric Martín que a sus 23 años acudió con la intención de vender dos caballos. Claro ejemplo de que existe relevo generacional, el joven defendió que “sarna con gusto no pica y empecé hace diez años a dedicarme a esto cuando en mi familia no había tradición”.
En la zona de venta también charlaba con varios ganaderos Iñaki Beitia, vecino de Loiu que acudió con cuatro ponis y un burro. Reconociendo que “antiguamente se vendía mucho más” y con la experiencia que suponen veinte años visitando la feria, el ganadero opinó que “Abadiño es un sitio muy bueno no solo para vender, sino para hacer contactos”.
Otra de las grandes alternativas volvió a ser la exposición y venta de maquinaria agrícola, con 19 puestos. El sector intenta recuperar su mejor momento y para ello los profesionales defienden la importancia de las subvenciones. “Son imprescindibles y si los baserritarras las tienen se mueve el mercado”, apuntó Teo Amado, responsable de Seikin, empresa tolosarra dedicada a la compra-venta de maquinaria agrícola.
Dentro del programa de actos en torno a San Blas, organizado por el Ayuntamiento de Abadiño, destacan también las pruebas de bueyes, que arrancaron ayer y se celebrarán cada jornada hasta el día 12, con la participación de 25 parejas.