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Amurrio mantiene viva la memoria de Jesús Galíndez

El polideportivo acoge hasta el 30 de abril una exposición sobre su figura

Amurrio mantiene viva la memoria de Jesús GalíndezFoto: F. S. A.

Amurrio - Seis amplios paneles con imágenes e información sobre la figura de Jesús Galíndez recuerdan, a la entrada del polideportivo Bañueta de Amurrio, al político, jurista y escritor vasco que, en su corta pero intensa vida, se convirtió en un personaje clave en la historia reciente de Euskadi. La exposición, que se puede ver hasta el 30 de abril, supone un nuevo homenaje de su pueblo de adopción a quien fuera delegado del Gobierno vasco en el exilio.

Han transcurrido ya 61 años desde que Jesús de Galíndez Suárez desapareciera camino a su apartamento de Manhattan (Nueva York). Este vasco oriundo de Amurrio, nacido en Madrid en 1916 y exiliado tras la derrota republicana de 1939, era delegado del Gobierno vasco en Nueva York y mano derecha del lehendakari Aguirre durante la dictadura franquista además de miembro de los servicios vascos de información desde 1942 hasta su muerte en 1956.

El misterio del caso Galíndez tiene su origen el 12 de marzo de ese año cuando el representante del Gobierno vasco en el exilio y máximo exponente de una política exterior basada en la búsqueda de apoyos internacionales para combatir el régimen de Franco desapareció durante el trayecto a su domicilio.

Tenía solo 40 años pero desde muy joven se vinculó a las ideas y al proyecto del Partido Nacionalista Vasco y a Amurrio, de donde era Hijo Adoptivo. Justo al concluir sus estudios de Derecho en Madrid se declaró la Guerra Civil y Galíndez se puso al servicio del PNV en Madrid y Barcelona. Tras la victoria franquista se exilió a Francia pero poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial huyó a la República Dominicana, donde conoció a Rafael Leonidas Trujillo, presidente y dictador del país caribeño donde Jesús Galíndez estuvo trabajando para la Universidad y como asesor del departamento de Trabajo.

En esa etapa, y por orden de Agirre, comenzó su colaboración con los servicios de información norteamericanos durante la guerra y en 1946 se trasladó a Nueva York para asumir, además, las labores de delegado vasco en los Estados Unidos y para las Naciones Unidas y se convirtió también en uno de los responsables del entramado financiero que sostuvo al Gobierno vasco durante todos los años de exilio.

Por orden de Trujillo Su sorprendente desaparición en 1956 fue todo un misterio aunque los investigadores del FBI llegaron a la conclusión de que Galíndez fue secuestrado, narcotizado, conducido en avión a la República Dominicana, torturado y asesinado, aunque su cadáver nunca se llegó a recuperar. Todo parece indicar que fue una venganza del dictador dominicano que no perdonó al vasco el contenido de su tesis doctoral La era de Trujillo que desvelaba sus desmanes y aspectos relativos a su vida privada. La exposición de Amurrio repasa esos intensos 17 años de Galíndez en el exilio.