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Sandra Valverde, una mamá de día

La urduliztarra ha impulsado una casa nido para el cuidado personalizado de niños de 0 a 3 años Es un sistema muy extendido en Europa que lleva a cabo de la mano de la cooperativa Pixkanaka

Sandra Valverde, una mamá de díaFoto: C. Zárate

Urduliz - El nacimiento de su hija Paula, ahora con 16 meses, le hizo replantearse las cosas. Así fue como Sandra Valverde, urduliztarra de 32 años con estudios de Técnica Superior en Educación Infantil y Magisterio de Educación infantil, se convirtió en mamá de día, un servicio de cuidado infantil a través de casas nido que atiende en su propio domicilio a un máximo de 4 niños de 0 a 3 años. Se trata de un sistema muy extendido en Europa -en países como Alemania, Francia, Reino Unido o Suiza- que, poco a poco, se está implantando en Euskadi.

“Cuando tuve a mi primer hijo estaba estudiando la carrera y allí nos hablaron sobre las metodologías alternativas dentro de los servicios de cuidado infantil. En aquel momento no lo llevé a cabo, pero cuando tuve a mi hija no quería dejarla en ningún sitio y ponerme a trabajar para pagar la guardería”, relata sobre sus inicios.

El pasado septiembre puso en marcha, en su casa de Urduliz, “una alternativa a las guarderías” que se caracteriza por ofrecer un servicio “más flexible y personalizado” que los convencionales.

Lo hizo de la mano de la cooperativa Pixkanaka, que ofrece este servicio también en Algorta, La Peña y Laukiz, y que se caracteriza por proporcionar “una atención individualizada y adaptada a las necesidades y ritmos de desarrollo de cada bebé, en un espacio familiar, tranquilo, cálido y acogedor”, según destacan. “Entendemos por cuidado de alta calidad no solo los procedimientos de cuidado estricto, sino también las necesidades afectivas y de la actividad, así como la cuidadosa organización de su entorno”, agregan.

De este modo, para poder empezar a formar parte de la red de casas nido tuvo que acondicionar su hogar. “Trato de que sea un casa pensada en el disfrute de los niños pero habilitada con los materiales y medidas de seguridad necesarias para que se sientan a gusto”, expone Valverde. Así, en su hogar de Urduliz predominan los juguetes, los muebles forrados con espuma para evitar golpes, baño adaptado, un salón con rincones diferenciados para los peques, espacio para cambiarles y echar la siesta, y la joya de la corona: una gran terraza con zona lúdica. “Nuestro objetivo es ser una extensión de sus propias casas, un espacio de protección y con garantías de seguridad e higiene para el bebé”, explica.

Pese a todo ello, Sandra hace hincapié en la necesidad de los bebés de explorar mundo y conocer el entorno. “Intentamos jugar al aire libre cada día, independientemente del tiempo que haga. Y para eso Urduliz es ideal, es un pueblo muy tranquilo que guarda espacios rurales donde los niños pueden incluso ver animales”, apunta.

Metodología Este servicio pretende cumplir las expectativas de todos aquellos padres que “buscan un servicio más cercano y apuestan por un estilo de enseñanza basado en metodologías alternativas como Pikler-Lóczy y Montessori, donde lo principal son los niños y sus necesidades individuales. Eso es lo que me convenció, es el servicio que me gustaría para mis hijos, así que otras familias pensarán lo mismo. Urduliz está creciendo mucho y muy rápido. Cada vez hay más familias que buscan alternativas a la educación tradicional y ahí es donde entramos nosotras. Les ofrecemos un servicio más individualizado y abierto a todas sus necesidades”, sostiene.

Sobre esta línea, la distribución del horario es orientativa, ya que en cada nido varía adaptándose a la franja horaria especificada por cada familia. “Tenemos abierto de septiembre a julio pero los servicios que proporcionamos se caracterizan por su flexibilidad. Atendemos todos los días laborables del año, en horarios adecuados a las necesidades familiares, e incluso con la posibilidad de atender peticiones especiales”, apunta. Las tarifas mensuales del servicio de la cooperativa se establecen en función del tiempo de estancia en el nido y que van, desde las cinco horas -350 euros- hasta las ocho horas diarias -500 euros-.