EL Museo de la Minería del País Vasco de Abanto-Zierbena estuvo sumido la pasada semana en una especie de catarsis colectiva entre trabajadores, patronos y colaboradores. Todos vivieron con inusitada expectación la llegada al edificio del barrio Campodiego de Gallarta de una importante recopilación de objetos personales de la vecina más universal del municipio minero, Dolores Ibarruri Gómez, La Pasionaria, que fueron cedidas por su familia. Retratos, bustos, reconocimientos institucionales, de entidades oficiales y de trabajadores de diversos sectores productivos, una manta hecha en la Unión Soviética estampada con las firmas de militantes de las juventudes comunistas soviéticas pidiendo la libertad de militantes comunistas españoles, son algunos de los objetos de esta colección personal. Incluso se podrá contemplar un par de gafas que usaba para leer o cuando utilizaba alguna de las máquinas de escribir, -una Lexicón 80 de los 50 (modelo desaparecido en 1959) y una Óptima de viaje con estuche duro- en la que pudo escribir algunos de sus artículos y discursos.

“Para nosotros, como Museo de la Minería, ha sido todo un hito y un honor ser elegidos por la familia como depositarios de una espléndida colección de objetos que formaron parte de la vida de Dolores Ibarruri, la gallartina nacida en el desaparecido barrio de Peñucas”, destacaba la directora del Museo, Haizea Uribelarrea. La directora de museo ha agradecido como entidad a la patrona y colaboradora de la Fundación Museo minero, Ameli Ortíz, otra gallartina, gran amiga de la Amaia Ruiz -hija de Dolores- y de Lola Sergueyeva Ruiz, nieta de La Pasionaria, que facilitó los trámites.

“Ameli ha sido nuestra interlocutora sobre todo con su nieta Lola ya que su madre Amaia está delicada de salud. Tras varias conversaciones Lola se acercó hasta el museo donde pudo contemplar la sala dedicada a la memoria de su abuela y conoció de los diferentes programas transversales que desarrollamos a lo largo del año y pudo sentir nuestro anhelo por enriquecer la muestra con objetos que acercas al espectador a su día a día. Lo que no esperábamos es el gran volumen de objetos que nos ha llegado”, remarca Haizea mientras se afanaba en abrir una de las 37 cajas para mostrar a DEIA algunos de los tesoros que completarán la exposición sobre esta mujer que nació en Gallarta en 1895 y falleció en Madrid en 1989.

37 cajas Una empresa de paquetería se encargó de trasladar desde Madrid las 37 cajas elaboradas por la propia nieta durante el mes de diciembre junto con una exhaustiva memoria con la descripción de los objetos que han sido cedidos y que se han recogido en el oportuno contrato. “Quisimos hacerlo bien porque habían tenido una experiencia negativa con un museo andaluz al que le habían cedido algunas prendas y tras el cierre del mismo los objetos han desaparecido”, comenta Maite Brunet, trabajadora del museo gallartino que ha seguido de cerca todo el periplo.

Con el material cedido ya en Campodiego, al Museo de la Minería le espera un arduo trabajo par reorganizar lo antes posible la disposición actual de la sala de La Pasionaria para dar cabida a la mayor parte de los objetos entre los que destaca la práctica totalidad de su biblioteca personal compuesta por 437 libros de muy diversas materias y autores. “Era una mujer culta y a falta de poder analizarla en profundidad está claro que sus lecturas eran de lo más diversas aunque sí es cierto que nos ha sorprendido la extensa relación de títulos relacionados con el País Vasco”, reseña Uribelarrea quien ya ha confeccionado un pequeño diseño en 3D sobre la posible conformación de la sala. “Aún faltan detalles pero tenemos claro que la mayor parte de la biblioteca irá en un espléndido armario antiguo con cristaleras que tenemos en el museo”, explica la directora del museo mientras extiende sobre la mesa de reuniones ejemplares extraídos de una de las cajas de clásicos de la literatura como Mariano José de Larra, Lope de Vega, Benito Pérez Galdós o Nicolás Guillén junto a ensayos como Discordia-Concorida, de Juan Luis Vives, o la obra El siglo XIX, de Fernando Díaz-Plaja. Junto a ellos un pequeños tesoro bibliográfico: un diccionario Euskera-Erdera de Isaac lópez Mendizabal impreso en 1916.

Una aportación que sin duda mejorará las diferentes actividades que lleva cabo el museo en torno a La Pasionaria, quien, a través de sus objetos personales, regresa a casa.