LOS viejos relatos de la Virgen de Begoña (la Amatxo, a partir de ahora...) recogen una serie de milagros, maravillas y beneficios portentosos que han calado hondo en el sentir de las gentes de Bizkaia. No es, sin embargo, afán de los vizcainos pedirle cada dos por tres ni rogarle por menudencias. Más al contrario, es ésta tierra de pocos ruegos contemplativos y más acción, por mucho que la costumbre de peregrinar hasta los pies de la Amatxo se remonta siglos atrás. Así fue hasta aquel 1903, cuando algunas voces tacharon la procesión de “manifestación carlo-alfonsina-reaccionariojesuítica”. ¡La repanocha! El 11 de octubre, los obreros recibieron a la Virgen entre abucheos en El Arenal. Los partidarios gritaban vivas a la Virgen y los detractores cantaban La Marsellesa. La Virgen llegó a Begoña, cómo no, pero en el camino había quedado un reguero de heridos y un muerto, Marcos Marañón, jardinero de la Universidad de Deusto. No volvería a peregrinarse por las Calzadas de Mallona hasta muchos años después, hasta finales del siglo XX...

Hoy los tiempos son otros, menos convulsos. Y la romería se mantiene como una tradición ajena a los desmanes y los desvaríos políticos. Es el pueblo acercándose a su patrona. Ayer volvió a vivirse con entrega, en un todos para Una sin reproches.

Las fotografías de eulalia Como romera de honor de 2016, la Hermandad de Begoña eligió este año a Mercedes Rodríguez, directora de Bilbao Turismo. A las 19.15 horas aguardaba a las puertas del teatro Arriaga, vestida de villana; de negro con encajes, un broche de marfil al cuello, una guantes de encaje de su amama, y un toque de color con un mantón bajo. El traje estaba inspirado en las fotografías de Eulalia Abaitua, la primera fotógrafa de la que hay referencias en Euskadi, según consta en el Museo Vasco de Bilbao, donde se conserva su archivo de imágenes. Tuvo, entre todos, un lugar predilecto: la anteiglesia de Begoña, del que dejó un legado de imágenes. Con ellas Mercedes se acercó hasta Jai Aldi, la tienda artesana de María Jesús Kortabitarte en Zornotza con el buen propósito de vestirse para la ocasión.

De esa guisa -y escoltada por varales y guiones (el principal lo portaba Vicente Aginaco...) que abrían paso entre la multitud peregrina-, comenzó la romería, donde viajaban nombres famosos y más, muchos más, anónimos. Por Bidebarrieta y hacia las Calzadas de Mallona, con el pueblo a su alrededor para llegar hasta los pies de la Amatxo, a la que habló con emoción sincera.

La misma que movió al pueblo a acercarse a la vieja talla de piedra de la Amatxo que se erige, con un vaso de culo gordo en la mano, en la esquina de la calle del Perro con Santa María. Instaurada en 1964, por el añorado Don Epi (a la sazón párroco de la Basílica Catedral del Señor Santiago), la Salve nació con el propósito de dedicar un recuerdo anual a los txikiteros fallecidos coincidiendo con la conmemoración. Boni García anunció que este año la hucha de esa talla ha recaudado 3.512’96 euros a repartir entre Cáritas, las Hermanitas de los Pobres y la imprenta. Tomás García, párroco del Espíritu Santo, dirigió a los cientos que se arremolinaban en la calle para cantar la Salve. Hubo, como ven, peregrinajes entre el cielo y la tierra.