Bilbao - “Ganan las dos partes, porque la persona mayor recibe libertad para hacer lo que quiera y el inversor, una buena rentabilidad”, afirma el director comercial de Kategora, la consultora que implantó la venta con alquiler garantizado en Bizkaia a finales del pasado año.
¿Cualquier vivienda tiene cabida en una iniciativa como esta?
-Lo importante es su ubicación y que ofrezca cierta revalorización. Trabajamos en Indautxu, Abando, Campo Volantín, Getxo y zonas de Portugalete que están muy bien.
¿Quién fija el precio de venta?
-Se pone en base a una tasación independiente. Normalmente está un poquito por debajo de mercado, pero a veces también por encima. Nos acogemos a ese precio para garantizar que sea lo más justo posible.
El dueño del piso recibe el importe en un único pago ¿no?
-Sí. Cuando se lo dices, ni se lo creen. Preguntan: “¿Cómo es posible?”. Pues porque la persona quiere comprar la casa para tenerla para el futuro, bien para venderla, para vivir o para sus hijos. Esta es una solución a una problemática que cada vez se da más en nuestra sociedad.
¿Cuál es el perfil del vendedor?
-Personas mayores con problemas de liquidez, como viudas con pensiones bajas que ya han agotado los ahorros. Con una pensión de 600 u 800 euros es imposible mantener una casa en el centro de Bilbao o Getxo con portero, urbanización... Vino una señora, con 800 euros de pensión, que pagaba 400 de comunidad. Tenía la casa grande y no la quería dejar porque iban los hijos y nietos los fines de semana y a un piso pequeño iban a dejar de ir.
La mayoría de personas mayores quieren quedarse en su casa ¿no?
-Esto es solo para personas que se quieran quedar. Si no, pueden vender la casa y no tienen que pagar un alquiler a nadie, pueden ir a una residencia o a otro piso más pequeño.
¿Se muestran reacios, en un principio, a participar en esta fórmula?
-Tienen que tener muy claro que la casa va a dejar de ser propiedad de ellos y de la familia. Esa mentalidad que tenemos de posesión a veces es la que complica un poco el tema, pero cuando vienen aquí ya saben que de lo que se trata es de vender, recibir el dinero y ya está. No hay nada más detrás, no quedan hipotecas ni nada y también eso da una libertad y tranquilidad importante.
Les ofrecen, además, discreción.
-Vino un señor con muchísimo patrimonio que no tenía para pagar la boda del hijo. Quería vender la casa sin que se enteraran sus vecinos. Muchas de estas personas que viven en Indautxu o en Getxo tienen un estatus que mantener y si nadie se entera, mejor que mejor.