Alejandro Alonso, la retina del agro minero
Alejandro Alonso es la cuarta generación de la empresa familiar de atención al agro de Meatzaldea El futuro se percibe oscuro en un sector que actualmente está marcado por un exceso en la oferta
Abanto-Zierbena - El gallartino Alejandro Alonso forma parte de una larga saga de empresarios cuya dedicación ha corrido paralela al desarrollo y declive del mundo agrícola y ganadero de Meatzaldea. Miembro de la cuarta generación de la empresa familiar Piensos Alonso, Alejandro se muestra pesimista sobre el futuro de esta empresa familiar que iniciara su bisabuelo, Juan Alonso, en el último tercio del siglo XIX en el barrio de El Ser.“Los inicios de la empresa estaban ligados fundamentalmente a atender con un ultramarinos a la gente que trabajaba en las minas de la zona pero también a los numerosos animales que trabajaban en la mina, como los caballos y las mulas, y al ganado mayor que atendían los baserritarras de la zona”, apunta Alejandro quien recuerda como su aita señalaba, ya hace unos años, que “empezamos sirviendo a caballos, mulas y vacas y ahora atendemos a gallinas, perros y gatos”.
No en vano, y a pesar de que Abanto-Zierbena cuenta con un destacado poso ganadero y agrícola -aún se mantiene en algunos municipios de la comarca el reparto subvencionado de árboles frutales entre los vecinos- el volumen de negocio ha decaído de manera progresiva en los últimos años “ya que ahora mismo hay más oferta que demanda y el sector ganadero está en franco retroceso debido a la desaparición de mataderos -antes había casi uno en cada pueblo- y a la reducción paulatina del sector agrícola que antes daba de comer a los mineros y hoy día está relegada casi al 100% al autoconsumo”.
Firme defensor de iniciativas como los huertos urbanos que han puesto en marcha varios municipios de Meatzaldea para que los vecinos puedan retomar la memoria agrícola de la zona, Alejandro destaca que el progreso “ha llevado a que muchos terrenos de uso agrícola y ganadero se hayan convertido en ladrillo para viviendas y empresas abocando al sector a una pérdida notable de negocio”.
No obstante, Alejandro defiende, a pesar de las dificultades, que el agro de Meatzaldea, “sin tener un producto especialmente destacado”, cuenta con un territorio propicio para todo tipo de producto agrícola.
Variedad “Aquí no tenemos un producto estrella como la cebolla de Zalla pero contamos con un terreno donde se puede cultivar prácticamente de todo y con gran calidad”, remarca este empresario que no ve claro el futuro sostenimiento de esta empresa familiar. “Mis hijos aún son pequeños pero si no cambia mucho las cosas, la mía será la última generación de esta empresa familiar”, sostiene Alejandro, quien ni siquiera ve margen en el creciente mercado de los productos ecológicos. “La gente se queja del precio de este tipo de producto. Está aumentando la conciencia ecológica pero la gente se queja del precio de estos productos que conviven con la huerta tradicional que hoy día está sostenida por gente mayor a la que le gusta la huerta y son los que trabajan ese mundo”.
En este sentido, Alejandro lamenta que la huerta no tenga tirón entre la gente joven a pesar de que la rica tierra de Meatzaldea sea terreno abonado para buenos pimientos y tomates, cebollas y acelgas, coliflor o lechugas. “Antes de ser minera, esta era una gran zona hortofrutícola que hoy casi no existe”, se queja el último miembro de la saga Alonso, la retina del agro minero.