Bilbao - A escasos días de que Bilbao sea literalmente ocupada por un ejército de melómanos sedientos de ritmos veraniegos, los hoteleros de la ciudad evidencian que los pisos ilegales se están apropiando de parte del público que recala en la villa para disfrutar del festival Bilbao BBK Live, que tendrá lugar los días 7, 8 y 9 de julio. Tras dos años consecutivos en los que la cita musical ha colgado el cartel de sold out -equivalente a no hay entradas-, lo que ha tenido su reverberación en los alojamientos de la ciudad que lograron superar el 90% de la ocupación, los hoteleros de la capital vizcaina aseguran que este año, de momento, no pasan del 72%. En ese sentido, a la venta de entradas que no se está desarrollando con tanto ímpetu como otros años -la promotora organizadora Last Tour International indicó el viernes que se habían vendido 100.000 de las 120.000 entradas disponibles-, se le suma la evidencia de que los pisos turísticos ilegales ofertados en la ciudad por páginas web como Airbnb están hasta la bandera.
“Estamos un poco sorprendidos por el porcentaje tan bajo de ocupación cuando se nos echa el tiempo encima”, reconoce Álvaro Díaz-Munío, presidente de Destino Bilbao, asociación que engloba 25 establecimientos de la villa. “No sé si es que el cartel no ha llamado tanto la atención como otros años”, considera el empresario sobre una edición encabezada por grupos como Arcade Fire, Pixies o Foals. Una apreciación refrendada en la red a juzgar por la reventa de entradas, ya que al no agotarse los bonos para los tres días hay quien opta por despachar sus entradas por menos de 126 euros -el precio oficial a día de hoy- bajo el pretexto de “no poder asistir”. Algo que contrasta con ediciones anteriores cuando la reventa alcanzaba cifras desorbitadas por la alta demanda de asistencia, motivo por el que el sector hotelero espera cada año el evento como agua de mayo.
Con independencia de la incidencia que pueda tener la venta de entradas en la llegada de público, Díaz-Munío espera que el “factor última hora” les permita mejorar sus datos para llegar al 90% de ocupación en los hoteles de la ciudad. “Aunque hay algún hotel más animado, en general han descendido bastante las reservas en comparación a otros años”, explica el responsable de la asociación, quien reitera su preocupación por los pisos ilegales que están aflorando en la ciudad desde hace unos años. “No hay más que ver la disponibilidad en Airbnb, donde habitualmente hay más de 400 pisos y habitaciones mientras que para las fechas del festival apenas hay oferta”, expone el empresario, quien asegura que la plataforma que pone en contacto a particulares que alquilan sus apartamentos con visitantes se ha apoderado de muchos festivaleros, razón por la que apenas llegan a la decena los pisos que se ofertan en Airbnb para los tres días del Bilbao BBK Live.
A la espera de que la nueva de ley de turismo del Gobierno vasco -previsiblemente se aprobará en la Cámara de Gasteiz el 28 de julio- regule las viviendas de uso turístico así como a la posibilidad de que particulares presten habitaciones de sus viviendas con fines turísticos, los precios dependientes de la oferta y la demanda hablan por sí solos. Un rápido rastreo de Airbnb permite ver que, entre los pocos alojamientos disponibles días previos al festival bilbaino, una habitación en un piso compartido tiene un precio medio de 149 euros por día (447 euros para los tres días), mientras que un apartamento entero tiene un coste medio de 315 euros por día (945 euros para las tres jornadas). Unos precios muy por encima de lo habitual. Algo similar ocurre entre los establecimientos regulados, ya que según los buscadores en la red, el precio medio de las pensiones supera los 500 euros en contraste con los poco más de 600 euros que se deben pagar para alojarse en un hotel de cinco estrellas durante el festival.
“Imagínate cómo estamos los hoteles. Ese es nuestro problema, este es un mercado libre y, al final, cada uno puede poner el precio que quiera”, revela Díaz-Munío. Quienes son una apuesta segura cada año en los principales hoteles de la villa, a través de acuerdos con Last Tour International, son los artistas que actúan en el festival, a los que se les aloja según su caché en establecimientos como Gran Hotel Domine o Gran Hotel Bilbao. En cuanto al resto de los asistentes, el presidente de Destino Bilbao asegura que hay “todo tipo clientes, lo mismo son mochileros que familias, parejas... El perfil es muy variado, aunque abunde la gente joven”, explica. En cuanto a la procedencia de las personas que se alojan en los hoteles de Destino Bilbao, entre los festivaleros internacionales, ingleses y franceses lideran el ranking -el año pasado, por ejemplo, sumaron un 28,1% de asistencia al festival-; mientras que a nivel estatal, Madrid y Barcelona son las provincias desde las que más público llega -en 2015 sumaron un 20,5% de concurrencia-.