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Gorabide, una realidad diferente: “La gente nos ve como bichos raros”

El programa Goratu, de Gorabide, en el que personas con discapacidad intelectual imparten charlas sobre su realidad, recibe un premio de la Obra Social La Caixa por su innovación

Gorabide, una realidad diferente: “La gente nos ve como bichos raros”

Bilbao - “La gente nos ve como bichos raros”. Esta es la impresión que tienen las nueve personas con discapacidad intelectual que desde hace dos años imparten charlas en colegios, universidades o centros de salud explicando cómo ha sido y es su vida. Hablan en público de sus sueños, de sus miedos, de sus expectativas de futuro, algo muy complicado para cualquier persona, pero mucho más para ellos. Lo han hecho posible a través del programa Goratu, que la asociación Gorabide puso en marcha en 2013 con el objetivo de dar a conocer la realidad social de estas personas. Estos nueve usuarios de Gorabide han ofrecido desde entonces 70 sesiones a estudiantes, profesores, profesionales de la educación y de la salud, con un total de 1.750 participantes. Esta iniciativa ha merecido el reconocimiento de la Obra Social La Caixa, que le ha concedido un premio a la Innovación y Transformación Social.

El programa Goratu surgió por iniciativa de los propios usuarios de Gorabide, tal y como explica su responsable, Diana Cabezas. “Ellos fueron quienes plantearon la posibilidad de trasladar a otros colectivos o entornos distintos sus experiencias, su día a día”. A partir de ese momento de “autorreflexión”, se pusieron en marcha. Elaboraron un plan en el que diseñaron cómo debían de ser las sesiones y “qué aspectos de los discapacitados debía conocer la gente”. Tras un año de preparación, en enero de 2014, Fede Gil fue el primero en subir al estrado y tomar la palabra. Lo hizo ante unos alumnos de un máster en la Universidad de Deusto. “Me acuerdo de muchas cosas”, dice, “pero sobre todo de los nervios que tenía antes de empezar”. Tras más de una hora y media de charla, Fede salió contento y piensa que victorioso de la prueba. “Yo creo que cumplí mi objetivo, que es explicar cómo somos las personas con discapacidad”. Tras esa primera intervención, Fede, al igual que el resto del grupo, ha ido cogiendo tablas. “Me veo con más soltura”, dice, lo que le facilita lanzar mejor su mensaje. Fede, de 50 años, compagina su trabajo en un centro de Lantegi Batuak en Amorebieta con las charlas. Los mismos nervios pasó Kontxi Basabe en su primera intervención, aunque ella confiesa que “me siguen jugando malas pasadas”. A pesar de ello, mantiene la misma ilusión que el primer día por contar su realidad. Para minimizar esos nervios, Diana Cabezas y Asier Gallastegi les ayudan a preparar un guion. Estibaliz García, otra de las participantes en el programa Goratu, reconoce que hay que hacer un esfuerzo para “memorizarlo”, aunque luego van improvisando. A Estibaliz, que mayoritariamente ha dado charlas a niños en colegios, le resulta “divertida” la experiencia “por la cara que pone la gente”.

Quien también está muy satisfecho con la experiencia es Ramón. “Yo, como soy una persona muy activa, me apunto a un bombardeo”. Así justifica su entrada en el programa Goratu, en el que ha participado desde el principio. “Yo era una persona”, cuenta Ramón, “que solo me hablaba con la gente que conocía, así que esto me ha servido para superarme a mí mismo”. También reconoce que ha superado “los miedos que tenía dentro porque me he atrevido a dar este primer paso de explicar lo nuestro, lo que no está escrito en los libros, nuestro día a día”.

Miedos Todos ellos han tenido que hacer un gran esfuerzo de superación. “El tema de los miedos nos costó mucho”, confiesa Ramón, “porque es un tema muy personal y es muy duro sacarlo”. Pero después de muchas sesiones ante un público muy heterogéneo han comprobado que “las personas que no tienen discapacidad intelectual tienen los mismos miedos que nosotros”, señala Fede. “Se refieren al miedo al futuro, a las enfermedades, a los apoyos, a la familia, al trabajo”, apunta Asier, una de las personas de apoyo del programa. Ramón pensaba que las personas “normales” no tenían miedos porque “lo consiguen todo y lo hacen todo rápido y bien, pero ya vimos que no”. También han visto, como cuenta Txaro Mauri, que “cada persona es un mundo, porque si fuéramos todos iguales sería muy aburrido”. Txaro, que trabaja en el centro de Lantegi Batuak en La Ola, y vive sola con su perro, está muy orgullosa de “haber llegado donde muchos listos no han llegado”. Anuncia alto y claro que “me saqué el carné de conducir a la primera”. Esa es una de las anécdotas que suele mencionar en su charlas, pero también otras más preocupantes. Por ejemplo: “Cuando voy al Carrefour uso la tarjeta de crédito, antes había que firmar, y como yo tengo una firma muy mala me miraban como un bicho raro, pero ahora meto la clave, ya no me miran como un bicho raro y me siento bien”. Algo parecido le sucede a Estibaliz, que está convencida de que “la gente nos ve como bichos raros”. Por eso, le gustaría que las personas “no nos juzguen antes de tiempo, sin conocernos”. Para eso, para romper esas barreras, están las charlas de Goratu. El balance que hacen de esta experiencia no puede ser más positivo. Ramón dice que con esta iniciativa “se han abierto muchas puertas, sobre todo mentales”. Pero aclara que “incluso las nuestras”. Coinciden todos en que han superado muchos miedos y eso les hace “pensar ahora más positivamente”. “Antes estábamos muy negativos, encerrados en nosotros mismos”, señala Ramón. Y Kontxi está contenta porque “les hacemos recapacitar y se van a casa dándole vueltas a lo que les contamos”.