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Gorka González, de las ciabogas los 'touchdowns'

Gorka González llegó hace seis años a los coyotes de Santurtzi de fútbol americano, tras haber remado durante diez temporadas, y alcanzó la selección estatal

Gorka González, de las ciabogas los 'touchdowns'

DURANTE sus duras sesiones de entrenamiento tanto en tierra como en ría, Gorka González de Diego, un santurtziarra de 27 años, no podía imaginar que, algún día, dejaría el mundo del remo -casi una religión en la localidad marinera- por un deporte más exótico como el fútbol americano. Aquello parecía una quimera, pero, finalmente se ha hecho realidad y Gorka cumple su sexta temporada en los Coyotes de Santurtzi, club del que, no solo es jugador, sino que también es entrenador de categorías inferiores y directivo.

La historia de Gorka con este deporte empezó de casualidad. Había dejado el mundo del remo y había probado en el fútbol, pero en el verano de 2009, un amigo le planteó la posibilidad de hacer una prueba para los Coyotes de Santurtzi. Aceptó el reto y decidió probar ese deporte “del que no tenía ni idea, no conocía nada”, recuerda Gorka. Hizo aquella prueba y su capacidad física convenció en el club santurtziarra. “Empecé a jugar de corredor y luego pasé a jugar en defensa”, asegura este joven que, actualmente, se recupera de una lesión de menisco. Así comenzó su andadura en el fútbol americano. Tocaba, como quien dice, “aprender a jugar”, pero la mala fortuna se cruzó en el camino de Gorka en su tercer partido oficial. “Fue en Sueca, Valencia, iba corriendo y, de pronto, pisé mal y se me fue la rodilla”, indica. El diagnóstico fue claro: rotura de ligamento cruzado. “Nunca había tenido ninguna lesión, ni como remero ni como futbolista. Fue duro, pero me centré en recuperarme. Mis compañeros me ayudaron muchísimo y vi que lo que hace especial este deporte es que cada equipo es una pequeña familia”, remarca.

Precisamente, ese fue el aspecto que le hizo engancharse a este deporte, a empezar a soñar con yardas y touchdowns. Se recuperó y volvió más fuerte si cabe. Jugó la siguiente temporada entera, sin percance alguno y en la posición de cornerback. “Este deporte mezcla paz y descontrol. Es una sensación preciosa porque hay momentos en los que parece que se para el tiempo”. Puede parecer que el tiempo se detenga, pero quien no para de trabajar es Gorka. Así ha seguido progresando y mejorando hasta convertirse en uno de los principales referentes de los Coyotes de Santurtzi. Su buen rendimiento en el club santurtziarra le llevó a formar parte de la selección estatal en los veranos de 2014 y 2015. “Este último verano estuve en la lista para jugar la fase de clasificación para el europeo, pero no pude porque estaba lesionado”, explica. Había jugado toda la temporada pasada con el menisco roto y ya decidió no forzar más con el objetivo de recuperarse para la temporada que empieza el próximo fin de semana.

Entrenador En estos seis años con los Coyotes, Gorka ha aprendido muchísimas cosas de fútbol americano y, ahora, es él quien cree que debe enseñar a los jóvenes los secretos y encantos de este deporte. Por ello, hace tres años, junto a otras personas del club, empezó a crear las categorías inferiores del club. “Empezamos con siete chavales y, este año, ya tenemos 35. Nuestro objetivo es enseñarles este deporte, que aprendan a jugar, que adquieran unos valores mucho más allá del resultado”, indica Gorka, quien habla con entusiasmo de este proyecto que pretende asegurar el relevo generacional en el club santurtziarra. Valores como la disciplina, el compañerismo, el trabajo en equipo... son los que Gorka quiere grabar a fuego en sus jugadores. “En este deporte, ya puedes tener al mejor jugador que, si los demás no hacen su labor, no hay nada que hacer”, destaca este joven que, ahora que ha sido creada la federación estatal de este deporte, pretende sacarse el título de entrenador.

Una de las grandes ilusiones de Gorka González es “poder jugar algún día en Los Coyotes con alguno de los chavales de las categorías inferiores”. Para eso, aún queda tiempo, lo que sí es mucho más inmediato es su vuelta a los terrenos de juego. “Espero perderme solo los próximos dos partidos y luego, volver a jugar”. Jugar, disfrutar, sentir todo lo que le aporta este deporte y que, ni siquiera imaginaba cuando, a escasos 150 metros de donde hoy entrena con los Coyotes, lo hacía con la Sotera. Es lo que tiene haber pasado de hacer ciabogas a hacer touchdowns.