SANTURTZI. Aquellas personas que nacen con una imaginación y creatividad muy desarrollada son unas privilegiadas. Esas son las despiertas mentes que crean y dibujan historias que enganchan al espectador, que le hacen reír e, incluso, llorar. Charly Urbina es una de esas personas cuya imaginación y capacidad de trabajo le permiten dar vida a iniciativas e historias que entretienen al resto. “La verdad es que no paro de pensar cosas, de buscar ideas”, señala este santurtziarra que es dibujante, aunque como hobby tiene el mundo de la interpretación.

Pese a ser su afición, fue su faceta como actor la que le hizo conocido en todo Euskadi, ya que entre los años 2005 y 2007 participó en el programa Vaya Semanita. Participó en un concurso que daba la oportunidad de grabar un sketch con el equipo del programa y llegó para quedarse. “Me apuntó al concurso un compañero de trabajo, empecé a ganar y ganar a contrincantes y, al final, estuve dos años allí trabajando junto a grandes profesionales como Oscar Terol, Itziar Lazkano y Javier Antón”, recuerda Urbina, quien mantiene una estrecha amistad con el primero. Pero su idilio con la escena empezó mucho más atrás, fue con 16 años cuando tuvo su primer acercamiento serio a la interpretación. “Empecé en el taller de teatro de Santurtzi con Anabel Alonso y Carlos Díez entre otros”, reconoce. Allí comenzó algo que difícilmente se detendría: teatro de calle, cortometrajes... “Siempre me ha entretenido actuar, pero no me gusto porque me suelo encontrar muchos fallos. En pocos cortos me quedo satisfecho con cómo lo hago”, explica.

En gran parte de sus trabajos y proyectos, aparece Santurtzi de una manera u otra. “Me encanta colaborar con mi pueblo porque para mí Santurtzi lo es todo”, reconoce. Ese gen santurtziarra, esa pasión por la localidad marinera quedó patente en 2010 cuando dirigió el cortometraje de la Sotera. “Fue una experiencia preciosa. El día de la grabación había unas 1.200 personas vestidasde morado para participar en el corto. Nos quedamos alucinados”, rememora. Aquel cortometraje reflejó la estrecha relación que existe entre Santurtzi y su club de remo y emocionó a más de un vecino de la localidad. “Nos quedó genial y todo el mérito fue de la gente. No había ningún actor profesional, pero había una gran predisposición de la población”, señala Urbina.

Fue a raíz de ese videoclip cuando en un grupo de personas entre los que estaba Charly, nació la idea de crear un festival de cortos en Santurtzi. “Pensamos en hacer algo por el cine aquí en Santurtzi y surgió la idea de crear un festival”, comenta. Así nació Santurzine, un certamen que desde este viernes vivirá su tercera edición. “Queremos que los más jóvenes se animen y den el paso de grabar sus propios cortos”, reconoce Urbina. Y es que, el colaborar con quienes empiezan es una de las pasiones de Charly. “Me apunto a un bombardeo, me encanta ayudarles, a veces estoy más ilusionado que ellos mismos”, se sincera.

Huella de dibujante

Si el gran público descubrió a Charly en Vaya Semanita, en Santurtzi se le conocía desde mucho tiempo atrás gracias a su faceta como dibujante. Así, él fue el creador del diseño de la camiseta y la pegatina que lleva serigrafiada una sardina y el lema de Santurtzi. “Hace ilusión ver esa pegatina en un coche fuera de aquí”, indica. También ha ganado en siete ocasiones el concurso de carteles de las fiestas de Santur-tzi, al igual que en Gernika y Sopela, lugares en los que venció en el certamen de carteles festivos en una ocasión.

Por si fuera poco, este dibujante profesional formó parte de la cuadrilla Irriki-Riki, colectivo que creó los premios Gorka que se reparten a las cuadrillas en fiestas del Carmen de Santurtzi. Las ideas seguirán fluyendo por la mente de Urbina, un santurtziarra que ha dibujado su vida con trazos de cine.