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Eskaut un día, eskaut para siempre

Se cumplen 60 años de la aparición del movimiento eskaut en Bizkaia, vinculado siempre a la Iglesia Diocesana

Eskaut un día, eskaut para siempreDEIA

BILBAO - El Escultismo -o scouting en inglés- surgió como una filosofía de vida a principios del siglo XX con unos principios bien definidos: la enseñanza por el respeto a la naturaleza, la tolerancia, la igualdad, el compañerismo, la actividad física y la capacidad de superar adversidades. Como movimiento internacional en el que están inmersos millones de jóvenes en todo el planeta, la familia eskaut ha ido expandiéndose por diferentes territorios a lo largo de su historia. En concreto, este 2015 se cumplen 60 años desde su aparición en Bizkaia, aunque su puesta en funcionamiento no fuese efectiva hasta el año siguiente. No obstante, son seis décadas en las que ha gozado de altibajos en mayor o menor medida, pero que ha sabido ir sorteando para seguir realizando hoy en día una importante labor para la sociedad. Esto se debe, sin duda, a la gran fidelidad que prevalece en esta gran familia. “Siempre decimos que el que es eskaut un día, es eskaut para siempre”, destaca Naiara San Martín, presidenta de la Federación de Eskaut de Bizkaia.

El movimiento eskaut -según adaptación en Euskadi- es un movimiento de tiempo libre educativo que guarda una relación directa con la Iglesia Diocesana, que le permitió dar sus primeros pasos en Bizkaia allá por 1955. “Nos basamos en tres pilares fundamentales: formación, sociedad y fe”, resume San Martín.

A lo largo de su andadura, la organización ha ido evolucionando y, actualmente, cuenta con 27 grupos repartidos por todo el Territorio Histórico. Además, contabiliza cerca de 2.000 niños, adolescentes y jóvenes, con edades comprendidas entre 8 y 18 años, que participan en estos grupos, dinamizados a su vez, de manera voluntaria, por unos 300 monitores con titulación oficial. “Lo que buscan siempre los monitores es educar en la experiencia a través del juego”, manifiesta San Martín, quien resalta que “el escultismo persigue la transformación de la sociedad desde los valores de Jesús. Por eso nuestro lema es Beti Prest -siempre listos-”, reconoce.

Por eso, si hay algo que predomina en el movimiento eskaut es una idiosincrasia muy bien estructurada. Sus principios son firmes y claros y, en el caso vizcaino, lo que buscan es “una sociedad más justa y solidaria, desde una interpretación creyente de la realidad, y apostando por la participación de todas las personas en la consecución de un objetivo común”.

Para tratar de conseguirlo, sus actuaciones comprenden diversos ámbitos de la vida, desde los más cercanos hasta los más lejanos. “En el barrio, en el pueblo, en la ciudad y, sobre todo, en la naturaleza, el día a día de un grupo eskaut es el juego, la aventura, el descubrimiento constante, la autogestión, la vida de grupo, la celebración y la fiesta”, exponen.

Por supuesto, al margen de las actividades educativas regulares que organizan los grupos eskaut en sus barrios y pueblos durante las semanas que dura el curso escolar, también organizan actividades culturales y sociales para la población en general. Por ejemplo, actividades de sensibilización, vinculadas a campañas de ONG o asociaciones con poca representación en su entorno.

La progresión en los grupos eskaut depende en gran medida de la edad. Así, en Bizkaia existen diferentes etapas: la Koskorrak, entre 8 y 10 años; la Kaskondoak, de 10 a 12 años; la Oinarinak, de 12 a 14 años; la Azbarrak, de 14 a 16 años y, por último, Trebeak, de 16 a 18 años. “A medida que crecen se les van asignando nuevas tareas y actividades, hasta que llega un punto que son capaces de ponerlas en marcha por sí mismos”, señala San Martín, quien se muestra muy satisfecha de la formación en valores que imparten. “Se nota cuando una persona ha sido miembro de un grupo eskaut durante un cierto tiempo”, indica.

Respecto a las celebraciones, el movimiento eskaut tiene una fecha señalada en rojo en el calendario. Se trata del 23 de abril, día de San Jorge, en el que cada año organizan la fiesta denominada Gorka Deuna, con el objetivo de reivindicarse como un movimiento social y educativo, que a través de una ideología propia, trabaja por y para las personas.

CAMPAMENTOS Una de las facetas más asociadas a este tipo de grupos es la de la formación de jóvenes exploradores, aventureros, que aprenden a desenvolverse con autonomía en la naturaleza. En este sentido, Euskalerriko Eskautak ha organizado este año cerca de una treintena de campamentos de verano de una duración media de dos semanas. En total, toman parte cerca de 3.500 eskauts, entre julio y agosto. No obstante, cada grupo que compone el movimiento eskaut en Euskal Herria organiza sus actividades de verano, ya sean campamentos, campos de trabajo o campamentos volantes.

Los que participan en los campamentos de verano son niños y jóvenes de entre 7 y 18 años que pasan parte de sus vacaciones con personas de su edad, durmiendo bajo una tienda de campaña o aprendiendo a hacer un vivac -campamento para pasar la noche al aire libre-. A los más de 3.000 jóvenes hay que sumarle la labor desempeñada por cerca de 500 monitores durante todo el año, que trabajan duro para poder llevar a cabo estas aventuras en verano.

En concreto, durante aproximadamente dos semanas, estos jóvenes exploradores montan sus propias tiendas, construyen el comedor y la cocina que les dará de comer?, en definitiva, todo lo necesario para hacer del campamento su hogar y aprender a sobrevivir lejos del amparo de sus padres. Además, realizan rutas y caminatas, juegos, talleres, manualidades y, sobre todo, comparten con sus iguales, en una etapa clave del aprendizaje, sus ilusiones, deseos y muchas risas.

Todo suma para estar preparados. Siempre listos y dispuestos para ayudar a la sociedad. Es su fin, su ley. La ley eskaut.