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Una ilusión que crece entre frontis y rebote

EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS, Arbolantxa Pilota Elkartea de Zamudio triplica el número de jóvenes deportistas en sus filas

Una ilusión que crece entre frontis y rebote

LA pelota a mano es un deporte noble. Esa es la máxima que Koldo Zabala abandera. El actual vicepresidente de Arbolantxa Pilota Elkartea de Zamudio se metió de lleno en esto de coger las riendas del club hace cinco años junto a Aitor Lasa -el ahora presidente- y otras tres o cuatro personas. Creían en la relevancia de que los chavales de Zamudio tuvieran la posibilidad de practicar este deporte honesto y completo.

Allá en 2010 se pusieron al frente del club que contaba apenas con diez jóvenes deportistas. Y algo debieron de hacer muy bien, porque a día de hoy, cinco años después, Arbolantxa cuenta con 35 pelotaris. “¡Estoy asustado!”, exclama Koldo riendo, contento de la fuerza que ha cogido el club, pero también siendo muy consciente de la responsabilidad y el trabajo que supone la gestión de una asociación deportiva que tiene bajo su ala a un número importante de chavales.

Este logro tiene un especial matiz si tenemos en cuenta que ni Koldo ni Aitor estaban vinculados a este deporte. Nunca habían jugado a pelota a mano. Y de repente se vieron sumidos en un marasmo de cuestiones a tener en cuenta, desde buscar entrenador, organizar partidos y calendarios, hasta los contactos con la federación, con la Diputación, cuentas, entrenamientos, deporte escolar...

La cuestión es que ahí están: son 35 chavales de Zamudio de entre 6 y 12 años que trabajan cada entrenamiento, cada partido, para hacer crecer una ilusión entre frontis y rebote. Hoy todos los pelotaris de Arbolantxa son chicos a excepción de una chica de 10 años que acaba de incorporarse. “Hemos intentado captar más jugadoras, pero las chicas no quieren, no se animan”, explica Koldo.

Edorta Bilbao es el entrenador de este combinado de pelotaris zamudiotarras. “Se lleva muy bien con los críos. Estamos muy agradecidos por su trabajo”, resalta Koldo.

Este curso que acaba de concluir han contado con seis parejas de pelotaris: tres de benjamines y tres de alevines que han competido en deporte escolar. Así pues, entre estos más los reservas, tienen a 18 deportistas federados. Para el curso que comienza tras el verano esperan sumar una pareja de infantiles que también jugará en deporte escolar. Además, en torno a los doce chavales están en edad de prebenjamines y constituyen la necesaria cantera.

Entrenan y juegan en el frontón de Zamudio. “El Ayuntamiento nos ha arreglado las duchas y nos ha dejado una pequeña oficina”, explica Koldo, que mira al próximo curso expectante. En septiembre se hacen las inscripciones y desde Arbolantxa esperan una respuesta más que positiva. “No pensaba yo que en Zamudio hubiera esa afición”, confiesa. “Ahora los niños hablan de pelota en el pueblo”, añade satisfecho.

Marcador electrónico Ahora, como en todo club pequeño, el caballo de batalla es la financiación. Su objetivo a corto plazo es lograr dinero para comprar un marcador electrónico, ya que ahora funcionan como pueden con uno manual. “Los electrónicos son muy caros”, se lamenta. Pero lejos de quedarse de brazos cruzados se han puesto en marcha para buscar ese dinero que les permita hacer frente a estos gastos y que complemente a la subvención que reciben del Ayuntamiento. “Los padres están muy implicados en el club y uno de ellos ha abierto la web”, explica Koldo, dejando constancia de los avances que van logrando. Y es que, el aspecto económico es más que relevante. Habida cuenta además de que los niños acceden al club de una manera totalmente gratuita y que se les suministra también la ropa, a excepción de la zapatillas, que es lo único que los chavales deben aportar.

La cuestión es que el partido se juega dentro y fuera de la cancha. En el frontón, hay que ir a por el tanto; fuera, toca organizar, buscar financiación y, a veces, incluso hacer frente a pequeños amargores, como el del pasado diciembre cuando les entraron a robar a la oficina y se llevaron las ropas de los jugadores. “Nos destrozaron el trabajo hecho”, se duele Koldo.

Pero de aquello también se han levantado y han centrado sus energías, como debe ser, en las paredes del frontón y en las ganas de aprender de los chavales, de los que ahora están y de los que, a buen seguro, llegarán en breve. “El fútbol es omnipresente y contra eso no puedes luchar, pero aquí estamos, dando esta alternativa a los más jóvenes, ampliando el abanico para los que quieren hacer deporte y divertirse”, concluye.