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Turtzioz evalúa el estado de las razas autóctonas en el Pottoka Eguna

Turtzioz evalúa el estado de las razas autóctonas en el Pottoka Eguna

Turtzioz evalúa el estado de las razas autóctonas en el Pottoka EgunaE. Castresana

De los montes donde pastaban hasta el recinto habilitado junto a las piscinas de Turtzioz. Caballos de raza pottoka, vacas monchinas, asturianas o limusín, caballos o cabras criados por 22 ganaderos del municipio se reunieron ayer en la feria local. “Hay más que el año pasado”, celebró el alcalde, José Manuel Coterón. Una cita que ayuda a tomar conciencia de la labor que realizan los ganaderos para evitar la desaparición de razas autóctonas que aún no se han librado de esa amenaza.

La población de pottokas en Bizkaia se sitúa en “unos 300 ejemplares”, según el veterinario jefe de la sección de mejora del departamento de Agricultura de la Diputación Foral de Bizkaia, Aitor Bilbao, que acudió al Pottoka Eguna con la directora de Agricultura del ente foral, Ikerne Zuluaga. La cifra significa que “todavía están en riesgo de extinción, porque hay menos de 3.000 hembras”. El veterinario foral explicó que este poni de hasta 1,30 metros “resiste más que un caballo, porque mide lo mismo de ancho que de alto”. Aitor Bilbao, que ha visitado Turtzioz varias veces a lo largo de los años, recordó que “al principio veía los pottokas y monchinas en el monte y ahora se van domesticando”. No cree que el cambio de costumbre repercuta en la evolución de los animales, a lo sumo “pueden crecer un poco de talla al estar mejor cuidados”.

Libro genealógico Cuidados por ganaderos o criadores, que no es lo mismo, ya que “no todos los animales que tienen los ganaderos pertenecen a la raza”. Dar ese paso acarrea el compromiso de llevar un libro genealógico que registre las características de machos y hembras de la familia ganadera para garantizar la preservación del estándar racial. A la larga, este trabajo repercute en una garantía que aumenta el valor del animal llegado el caso de que se venda. No obstante, también implica una mayor inversión. “Por la necesidad de mantener lotes genéticos sin perder la variabilidad, hay más sementales para cada yegua y también más subvenciones para cubrir esos gastos”, apuntó el veterinario de la Diputación. A día de hoy, Turtzioz cuenta con tres criadores de raza pottoka. “Los ganaderos están muy unidos, trabajan todos juntos”, alabó Aitor Bilbao.

Ayer faltó a la feria un habitual: el toro Juanito, que año tras año exponía el ganadero Pepe Rasines. “He tenido que sacrificarlo, en su lugar he traído a Néstor, un toro de tres años que ya pesa 800 kilos”, detalló. Hoy mismo lo soltará en el monte junto a un grupo de novillos, donde permanecerán hasta que regresen en invierno para protegerse del frío. También la asociación de criadores de razas aviares vasca, Eoalak, participó en el Pottoka Eguna. El plumaje de hasta cuatro metros en la cola de la gallina fénix plateada originaria de Japón “que nunca muda”, según indicó David Elordi, miembro del colectivo, causó sensación entre las familias que se acercaron a Turtzioz.

Txosnas, una treintena de puestos de alimentación con productos típicos de la comarca y animación musical animaron un programa pensado para todas las edades. Así, durante toda la mañana los niños pudieron pasear en un carro tirado por el buey de 1.300 kilos campeón de peso libre en idi probak de Bizkaia. “Se llama Listo y se alimenta a base de 14 kilos de pienso y forraje al día”, detalló Iñigo Aurrekoetxea, de Loiu, dueño del animal.