Bilbao - En apenas una semana, la Policía Municipal de Bilbao ha llamado la atención a medio centenar de peatones por cruzar de forma indebida la calle. Hace poco, las multas en caso de atropellos recaían solo en los conductores, pero ahora también los peatones están obligados a respetar las normas. Porque no siempre la responsabilidad en un accidente es del conductor. Con el objetivo de minimizar los atropellos en la capital vizcaina y advertir a la población de los riesgos que conlleva cruzar una calle con el semáforo en rojo o hacerlo fuera de un paso de cebra, la Policía Municipal realiza al año varias campañas de control. La primera de las tres que llevarán a cabo 2015 comenzó el lunes y terminará mañana; en las dos que se pusieron en marcha el año pasado se advirtió a 285 peatones sobre el riesgo de sus conductas y se llegó a denunciar a otros tres por la peligrosidad de sus comportamientos.

La campaña está dirigida a los transeúntes porque ellos también son una parte activa de la seguridad vial. Así lo destaca José Julio González, jefe de inspección central de Tráfico del Ayuntamiento de Bilbao, que asegura a DEIA que todos, tanto conductores como ciclistas y peatones, deben tener cuidado ya que comparten una misma carretera. “Vamos a los pasos de peatones y, cuando vemos que las personas no los respetan, nos acercamos ellos y hablamos sobre las consecuencias que podría haber tenido ese acto”, explica. En total, y hasta el pasado jueves, los agentes ya habían parado a cincuenta personas que no habían respetado las normas de circulación y se habían expuesto al peligro, sin darse ni cuenta. “Todavía no hemos puesto ninguna denuncia porque, poco a poco, estos mensajes de precaución van calando en el peatón”, señala el agente del Ayuntamiento bilbaino.

Al fin y al cabo, en los atropellos la peor parte siempre se la lleva el ciudadano que va a pie, sin una protección que le pueda defender de un impacto tan brutal como los que ocurren en los accidentes de tráfico. La ley les protege, sí. Pero son ellos los que mejor pueden cuidar de sí mismos. Así lo explica también José Julio González, cuando dice que la prevención es de todos y que siempre se puede hacer algo, por poco que sea, para evitar ciertos accidentes. Asegura también que no hay que pensar, simplemente, si la legislación arropa o no a los peatones en caso de atropello.

Unidos En la mano de todos está el poder evitar un atropello si se respetan las normas de circulación. “En ocasiones, siendo peatón y teniendo preferencia en el paso de cebra, si ves que el vehículo no para... ¿vas a salir? No, nunca hay que salir a la calzada. Aunque tú tengas la razón y la normativa te siga respaldando, es mejor garantizar que no te ocurra nada. No pases”, recomienda tajantemente. Por ello, en los pasos de cebra o los semáforos en verde, pese a que el peatón tiene preferencia, no se recomienda cruzar la calzada sin asegurarse antes de que el vehículo ha parado.

Pero también se dan los casos contrarios. Probablemente, todos los conductores se han tropezado alguna vez con ese transeúnte que cruza la carretera sin tener un paso peatonal o que atraviesa el semáforo en rojo. En esta nueva tesitura, la ley respalda al conductor. Pero, una vez más, hay que ir con los ojos bien abiertos y saber reaccionar a tiempo. En esta línea, una de las recomendaciones más reseñables del jefe de la Policía es adecuar la velocidad a la vía, y no a la establecida en el reglamento. Y frenar. “Cuando los peatones irrumpen donde no deben, el conductor, aun siendo consciente de que el vehículo tiene preferencia, tiene que tener la conciencia de no acelerar o disminuir la velocidad para evitar el atropello. Aunque este no esté pasando por donde tiene que pasar”, advierte. No obstante, hay que tener cuidado. Incluso con esta precaución, el peatón tiene que ser consciente de que no siempre se puede detener el vehículo en tan pocos segundos. “En ocasiones, según la distancia, evitar el atropello es inevitable”, advierte González. Por eso, aunque en la vía esté limitada a 50 kilómetros por hora, hay que disminuir la velocidad siempre que las circunstancias de la vía no sean las más adecuadas. La iluminación, la lluvia o la hora del día son factores determinantes que pueden influir y el conductor no puede obviar estos factores. “Hay que adecuar la velocidad para que en cualquier obstáculo que te surja que puedas reaccionar y detenerte a tiempo”, finaliza.