EL término en inglés pub crawl consiste en ir de bar en bar pidiendo alguna consumición en cada uno con el resultado imaginable. Cuando el director italiano Enrico Casarosa -que trabaja en los estudios Pixar y fue nominado al Oscar en la categoría de corto de animación- promovió en 2004 un movimiento que organiza maratones de dibujo al aire libre simultáneamente en ciudades de todo el mundo, se inspiró en esa expresión para ponerle nombre a la iniciativa que acababa de nacer: sketchcrawl. O, lo que es lo mismo, “una borrachera de dibujo”, según definió la pamplonesa Edurne Iriarte, que junto a su amiga Ana García de Pablo pusieron en marcha la idea en Euskal Herria. Con cuadernos, bolígrafos y acuarelas a cuestas, ambas participaron en uno de esos encuentros, que ayer tuvo como sede Balmaseda. Más de sesenta personas unidas por su afición al dibujo se citaron junto a la escultura en homenaje a la putxera ferroviaria, preparadas para una artística reunión entre amigos. Fue Gorka Belasko, vecino de Artzentales y miembro de la agrupación, quien propuso llevar la cita a Enkarterri en una de las convocatorias anteriores. Sus monumentos y paisajes de postal como el paseo Martín Mendia, que discurre paralelo al Kadagua, o el palacio Horkasitas con su reloj de sol, hacen de la villa encartada “un valor seguro, el lugar ideal para un maratón como este, que no concurso”, matizó.

Al verse, se saludaron afectuosamente. Porque pese a tratarse de un grupo amplio y de procedencias tan diversas como Getxo, Gasteiz, Donostia, Bergara, Iruñea o Arrasate, casi todos se conocen ya. Coinciden en otras convocatorias similares y cuelgan sus dibujos en el foro web http:// euskalherriasketchcrawl.blogspot.com, abriendo sus trabajos a sus compañeros. “Nosotros hemos salido a las ocho de la mañana, queríamos llegar bien de tiempo porque nos imaginábamos que encontraríamos nieve y niebla en el camino”, comentaron Marilen Alonso y Javier Sola”, amigos y residentes en Iruñea, impacientes por desplegar los utensilios y a la vez “con un poco de miedo escénico”.

Todos empezaron pronto, mayoritariamente tomando posiciones para retratar el Puente Viejo medieval desde las perspectivas más diversas. “Los que sois de aquí estáis acostumbrados a verlo todos los días y tal vez no os paráis a mirarlo, pero a nosotros nos impacta”, aseguró Carlos Romero, que vive en Iruñea. “De joven pasé temporadas en Artziniega, así que ya conocía Balmaseda”, explica.

como diarios Sus cuadernos son auténticos diarios artísticos que reflejan la evolución del estilo a lo largo de los años. “No enmarcamos los dibujos ni nada parecido, los guardamos y podemos tardar años en completarlos. Hay un compañero que utiliza el mismo desde 2011”, desveló Paz Alustiza.

“Rotulador, pintura, acuarela... lo que tengamos a mano sirve para dibujar”, explicaron los gasteiztarras Maite Bombín e Imanol López. Ayer también hubo familias que trabajaron unidas. La benjamina de la expedición, Claudia, de ocho años, sorprendió a los mayores con su composición del Puente Viejo. Y es que el sketchcrawling engancha. “Lo digo por experiencia. Mi hermano se sumó a un maratón de dibujo que celebramos en San Fermín solo de observador y antes de mediodía ya se había comprado un cuaderno”, relató Edurne Iriarte.

Muchos de quienes ayer acudieron a Balmaseda ejercieron de modelos sin saberlo para Itziar Murguizu. Desde lo alto del monumento más emblemático de Balmaseda esta guipuzcoana apasionada de la pintura que retomó su afición hace cuatro años dibujó a los compañeros que se situaron en la ribera del río. “A mí me interesa más la gente, me gustaría aprender a representar el cuerpo humano en distintas posiciones”, señaló. Casualidades de la vida, en los encuentros de sketchcrawling se ha reencontrado con la profesora que en su día le animó a estudiar Bellas Artes. “No lo hice, y mira por dónde, ahora nos encontramos en estas salidas”, sonrió.

Son excursiones que aprovechan para hacer turismo. En este caso, el conjunto de la plaza de San Severino les dejó sin palabras. “Es un sitio con solera. Nos han encantado el pórtico del Ayuntamiento con los arcos que recuerdan a la mezquita de Córdoba y la iglesia, pero son muy difíciles de dibujar con tantos detalles y tantas líneas”, valoraron Blanca Martínez y Pilar Muñoz, de Arrasate. A media mañana recuperaron fuerzas. Gorka, en una cafetería antes de desplazarse al Museo de Boinas La Encartada a comer una putxera de alubias y cerrar la jornada retratando la antigua fábrica textil. En los próximos días subirán los dibujos al foro web mientras preparan el siguiente encuentro, previsto para dentro de unos meses con la esperanza de que algún día se una a ellos el impulsor del sketchcrawling. “Contactamos con Enrico Casarosa y estuvo a punto de venir a Iruñea”, rememoró Ana García de Pablo. Gracias a internet, puede que él conozca Balmaseda sin haber pisado la localidad a través de los ojos de estos pintores.