Bilbao - “La estirpe del Árbol de Gernika está garantizada”, dijo ayer la presidenta de las Juntas Generales, Ana Madariaga. Y no es una forma de hablar. Cada año, Basalan recolecta las bellotas del árbol, que posteriormente se convertirán en pequeños retoños que se usan tanto para donar a diferentes instituciones como para contar con un sustituto en el caso de que el que se encuentre en ese momento en Gernika se seque. Solo del actual, Basalan dispone de 3.000 retoños en sus viveros.

Cuando caen las bellotas del Árbol, personal de Basalan se encarga de recogerlas y trasladarlas a unos viveros, donde germinan y crecen durante unos años. Al alcanzar una determinada edad, son trasplantados a las seis parcelas de montes propiedad de la Diputación que se ubican en diferentes zonas del territorio -como Durangaldea, Arratia o Txorierri- para que crezcan.

Además de poder sustituir al Árbol cuando ocurre algún incidente como el actual, los retoños son también cedidos a las múltiples instituciones que solicitan un retoño del histórico ejemplar, convertido no solo en símbolo del pueblo vasco, sino también de las libertades. “Nos piden muchos retoños”, admitió la presidenta. Precisamente acaban de tener conocimiento de que el último que enviaron a la Euskal Etxea de Córdoba (Argentina), a través del piloto Livingstone, está brotando de forma adecuada.

Hay retoños del Árbol en prácticamente todo el mundo. Cada una de las euskal etxeas del globo cuenta con un ejemplar y también hay otros en Cataluña, Andalucía o Galicia. “También concedimos uno a una asociación de republicanos que viven en Francia”, explicó Madariaga. Lo hay incluso en Nueva York, donde lo enviaron con motivo de los atentados del 11-S. Eso sí, siempre exigen que sean instituciones públicas, “que garanticen la finalidad”. - A. Atxutegi