Síguenos en redes sociales:

Un gran cuadro y aquel foie-gras de Alsacia

Un gran cuadro y aquel foie-gras de AlsaciaOskar Martínez

EN el restaurante Lhardy de Madrid se han escrito notables historias. Allí cenó Mata Hari poco antes de ser detenida en el Palace y en sus mesas Miguel Primo de Rivera organizó consejos de ministros, sobre el mismo mármol donde se decidió el nombramiento de Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República. Alí se intriodujeros nuevas dinastías, restauraciones, regencias y dictaduras y ganó fama el espejo del Lhardy donde se mira la Historia, aquel espejo donde, como decía Azorín, “nos esfumamos en la eternidad...” Su huella en Madrid es indeleble como también lo es la de la Sociedad Bilbaina, un centro de “recreo y cultura” (con esa vocación nació...) que se fundó en la Plaza Nueva en 1839, el mismo año en que el Emilio Huguenín, Lhardy , restaurateur francés llegaba a Madrid para abrirse paso. Pronto lo logró y se convirtió proveedor de grandes vinos, champagnes y licores franceses así como del inolvidable foie-gras de Alsacia. Cuenta José Garzón en nombre de la historia que prontro ambas instituciones emparentaron hasta el punto de algo más de sesenta años después, Agustín Lhardy donaba a La Bilbaina un cuadro de dimensiones colosales (110 x 467 cm.) que aún hoy puede contemplarse en los salones de la casa.

almuerzo de hermandad Se cumplen este año los 175 años de vida de ambas instituciones, un largo trecho desde aquel Abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto que puso fin a la Primera Guerra Carlista. Ayer lo celebraron con un almuerzo de hermandad elaborado a la vieja usanza castellana, un cocido a la madrileña con tres vuelcos (el primero, la sopa de fideos; el segundo, con garbanzos, patatas, repollo y tuétano y un tercero, más ligero, con gallina, morcillo de ternera, punta de jamón, tocino, chorizo, morcilla, salchicha y relleno, vaya usted a saber de qué a estas alturas...) que hizo las delicias de los presentes. Fue elaborado por las cocinas de las dos instituciones y de él disfrutaron el presidente de la Sociedad Bilbaina, Germán Barbier, la gerente del Lhardy, Milagros Moto, Manu Suárez, Tomás González, Santiago Iriarte, Víctor Gaspar, Javier Muniozguren, Enrique Amezua, Modesto Alonso, Carlos Gorría, Javier Zuazola, Luis Arbulu, Raimundo Apraiz, José Antonio Axpe, Ángel Asín, Juan Antonio Bollain, Javier Bicarregui, José María Azcoitia, Imanol Elorrieta, Javier Galán, Alvaro García, Luis Irisarri, Hilario Santamaría, Ignacio Urquizu, José Ángel Díez Lete, Tomás Larrucea, Fernando Manrique, Antonio Padró, Juan Antonio Uriarte, José Luis López Tarazona , Gonzalo de la Fuente, Javier Arrieta, Pablo Sanz, Luis Legaza, Javier Solozabal, Antonio Almansa, Luis Pastor, Alejandro Torán y una legión de nombres propios sobre los que cayó esa bendición castellana del cocido y un buen baño reparador de Historia.