JUAN usaba pajarita. Colocaba el lazo elegantón en torno al cuello de su camisa recién planchada y salía de casa bien guapo, todo chulo, como se suele decir, hecho un pincel. Y sus nietas, dos chiquillas inquietas, miraban fascinadas aquellas cintas respingonas que lucían en un perfecto lazo sobre el cuello de su abuelo. Así que, en cuanto Juan se despistaba, Ana Belén y Nagore se hacían con aquellas bellas pajaritas, se las plantaban con gracia y salían a la calle sin cortarse un pelo. Ya entonces, las pequeñas apuntaban maneras. Hoy, las hermanas Llorente han decidido que ya es hora de que las pajaritas remonten el vuelo. Por eso han puesto en marcha la firma Benôit Papillon, que busca reinventar este complemento.
Estas jóvenes de Gernika siempre han contado con este accesorio en su vestuario habitual. Ana Belén y Nagore Llorente acostumbran a ajustar pajaritas de mil colores sobre sus blusas, combinándolas con faldas y pantalones. Y se plantearon convertir esta querencia por las pajaritas en una iniciativa que relanzara este complemento. “Siempre nos ha gustado coser. Vimos que en Bilbao no había nadie que elaborara pajaritas y decidimos ponerlas de moda”, explica Ana Belén.
Comenzaron a trabajar en el proyecto hace en torno a un año y fue el pasado marzo cuando salió al mercado la firma Benôit Papillon. Son ellas dos las que cosen una a una, de manera totalmente artesanal, todas las pajaritas. Puntadas minuciosas y acabados muy cuidados caracterizan a estas pajaritas que cobran vida entre las manos de estas hermanas que trabajan en su pequeños taller de costura sito en Gernika.
Telas de algodón
Una de las peculiaridades de estas pequeñas prendas son las telas que se utilizan para su elaboración. Son telas que se salen de lo convencional, traídas de Francia o Nueva York, o adquiridas en pequeños establecimientos del País Vasco que trabajan piezas curiosas. “Nosotras cuando vamos de viaje, de souvenir nos traemos telas”, explica Ana Belén. Se trata de telas de algodón, con apresto, que se dejan modelar y mimar por las manos de estas gernikarras.
Pero estas jóvenes quieren que las pajaritas dejen de ser un complemento para caballeros extravagantes, románticos o nostálgicos: se han propuesto que luzcan también en los cuellos de las chicas. Y buscan que sea también un accesorio para el día a día, que no sea patrimonio de las bodas o eventos especiales: la pajarita debe alzar el vuelo para ir a la oficina o para salir de potes. La respuesta está siendo positiva y Ana Belén asegura que las vizcainas son atrevidas en esto de la moda. “Las chicas se están animando a usar pajarita”, explica.
Benôit Papillon se estrenó en el mercadillo Open your ganbara, en Zorrozaurre, y son unas habituales del mercado del 2 de Mayo, que cada mes se celebra en Bilbao La Vieja. Además, sus pajaritas pueden solicitarse a través de su cuenta de Facebook y están trabajando en la puesta en marcha de una página web. Fue en el mercadillo de Zorrozaurre donde una destacada blogger de moda se hizo con una de sus pajaritas y la utilizó para uno de sus outfit, lo que provocó que muchas de sus seguidoras copiaran el look.
Es más, entre sus clientes se encuentra el actor Ramón Barea, que apostó por una pajarita de esta firma para acudir a la pasada edición de la entrega de los premios Max de teatro. Llevó concretamente un modelo con un estampado de pequeños búhos.
A la carta
La cuestión es que Benôit Papillon está recibiendo muchos encargos, ya que esta firma ofrece al cliente la posibilidad de solicitar su pajarita a la carta. “Un cliente nos pidió una que fuera a juego de sus zapatos. Nos mandó una foto del calzado, que era de espiga de lana, y nosotras le hicimos la pajarita”, explican. “Y para una boda, una chica nos encargó dos pajaritas a juego: una para ella y otra para su bebé. Se piden muchos kits de padres e hijos, para ir conjuntados. Y hay chicos que quieren llevar la pajarita a juego del vestido de su pareja”, narran. “Muchas parejas vienen y, con la excusa de que es para el chico, la chica escoge la que más le gusta para después ponérsela ella”, cuentan riendo.
Un packaging cuidado y un envío a domicilio es la guinda de la labor de estas jóvenes que han apostado por que las pajaritas aleteen con fuerza para terminar abrazándose a los cuellos de los chicos y chicas de Bizkaia.