FUE el binomio perfecto. Es lo que tiene Bilbao. Que casi como en una melodía de jazz, sin tenerlo previsto, acoge momentos dispares que acaban empastando para formar ese todo heterogéneo que es esta villa ecléctica. Y es que, ayer, mientras que en un rincón del botxo se cocinaban a fuego lento bocados de poesía, en otra calle, uno de los templos del buen yantar soplaba las velas. Alimento para el alma. Alimento para el estómago... Por un lado, los miembros de la Asociación Artística Vizcaina, celebraron una de sus habituales tertulias poéticas en el Palacio John. Un buen puñado de habituales a estas citas acudieron ávidos de devorar rimas y de saborear versos. Ayer los asistentes repasaron la obra de Leopoldo María Panero. Allí estaba el presidente de la asociación, José Ramón López, conocido como Misere Josephe, y la vicepresidenta, Andrea Uña. Y acudieron Lola Lobato, Mari Ángeles Ondiviela, Isabel Sánchez Hidalgo, José Ovejero y el poeta Carlos Launaz. También estuvieron Fran Nieto, María José Plaza y Mari Sol Sobrino. Y no faltaron Dorita Busto, Alfonso Ruiz, Fede Bilbao ni Fernando Zamora, entre otros.

Los que también saben mucho de poesía, pero de esa que se recita a ritmo de masticaciones y que pone a las papilas gustativas lanzando hurras, es La Moderna, la charcutería alemana que regentan los Thate. Ayer este establecimiento soplaba las velas por partida doble. Por un lado, se cumplían 82 años desde que el fundador del local, Hermann Thate, abriera la charcutería primigenia en Astarloa. Y además, hacía cinco años desde que este negocio se mudara y abriera sus puerta la tienda actual, en Colón de Larreategi. Carmen Thate, nieta del fundador, es quien regenta hoy esta tienda y ayer celebró este doble cumple con el resto del equipo, formado por Marilu Rodríguez, Marisa Diéguez, Goretti López de Vergara, Maite Cerrón e Inma García. Enrique y Alfredo Thate están al frente del restaurante Ein Prosit Bilbao, a unos metros de la charcu. Y Hermann Thate es el maestro artesano que elabora las célebres salchichas de estos locales. Amigos de esta charcu acudieron a saludar a los Thate, como Alex Candina. Y no faltó la entrañable y enorme estatua de la txarritxu Marcela, que hace guardia en la puerta del local.