BASTA con cerrar los ojos e invocar a las escenas de la niñez, cuando Bugs Bunny triscaba una zanahoria y le saludaba a Elmer Gruñón con el ya legendario Ehhh... ¿Qué hay de nuevo, viejo? Es un buen ejercicio para explicar algo de lo que ocurrió ayer en la hostelería de Bilbao. Dos viejos locales, dos lugares que tenían tras de si el peso de un gran nombre, salieron a la luz con bríos renovados. El Portu Berri Barria, de la calle Iturribide, y el Gure Kabi, que hoy se levanta sobre el viejo armazón del legendario Goizeko Kabi, presentaron ayer sus nuevas credenciales en sociedad, con una extraordinaria afluencia de feligreses. No por nada, ambos lugares tenían una historia detrás. Les cuento.
Han sido meses de obras, de idas y venidas y mil y un trabas hasta que al fin el Portu Berri ha vuelto a abrir sus puertas en Iturribide, con Barria como segundo apellido en el nombre del local. El local que hoy regenta Igor Caterecha no es un cualquiera. No por nada, los vecinos del Casco Viejo hablan y no callan de las bondades y delicias de sus dos estrellas: las rabas y las gildas, fabulosas ambas. Pese a la modernización del local, Portu Berri Barria no ha perdido el alma que le caracterizaba. Ha extendido su carta de vinos, eso sí, hasta los confines de la tierra y maneja cinco ambientes diferentes: el desayuno, el poteo de media mañana, tan peligroso; la merienda, los potes y pintxos de media tarde y la hora bruja de las copas. "Faltaba un local de referencia para la copa en el Casco Viejo", aseguraba Igor mientras el gentío iba felicitándole por la reapertura. En la aventura de la barra, ayer bien decorada con el salmón Carpier que trajo Ramón Rafols, le acompañan los hermanos Koke y Jaime Kintana. Y entre los presentes de esa puesta de largo se encontraban Álvaro Ortega, hombre fuerte de Docor Comunicación; el decorador y diseñador Claudio Ferrari, el pintor Ramón Zumalabe, el cocinero Aitor Elizegi, Unai Aizpuru, Aner Elorrieta, Itziar Urtasun, Jon Aldeiturriaga, Arantza San Andrés, Itziar Leal, en nombre de DEIA; Begoña García, Marta Marcenay, Kendall Maison, Conchi Zurinaga, Araceli Calvo y Susana Quevedo entre otros invitados.
la mano que mece los fuegos En el ala contraria de Bilbao, allá en Particular Estraunza, donde tanto nombre hizo el Goizeko Kabi, aterrizaban ayer, casi al tiempo, Adolfo de Andrés, Begoña Trueba y Maitane de Andrés. En los últimos años han regentado la cocina del batzoki de Indautxu, de donde acaban de dar el salto para rescatar de ultratumba al Goizeko. El nuevo local lleva por nombre Gure Kabi y cuenta con un prodigio: la mano que mece los fuegos de la cocina tradicional vasca. Vamos, que en su casa se come como los ángeles. Cuenta el local con dos espacios, uno para el menú del día y dos comedores en la planta alta para la carta, todos ellos decorados con armonía y cariño por Bilbao por otra buena mano, la de Susana Gil. María Loizaga les ha ayudado con el mobiliario, made in siglo XXI, pero sin perder el calor de antaño. En el batzoki han ganado una buena fama que ayer se acreditó con el gentío que se acercó a la presentación de un local que funcionaba desde el lunes. Hay espacio para algo más de cien comensales y una carta de vinos que primero quita el hipo y un par de horas más tarde lo provoca si no lo evita, entre otras viandas, un arroz con bogavante del que hablan maravillas. Entre quienes pueden dar fe de lo que cuento se encuentran José Ángel Pereda,. la pintora Teresa Ahedo, Santiago Marcilla, Iñaki Andriñua, el doctor Ricardo Franco Vicario, uno de los últimos humanistas de Bilbao; José Luis Neyro, Ander de Aranbalza, Isabel de la Brena, Xabier Jon Davalillo, Eva Maguregi, Fernando Pedrosa, en nombre de DEIA; Jon Zapirain, la voz cantante de la Fundación Athletic; Nacho Burgos, Luis Alciturri, José Luis Belaustegigoitia, Javier Etxebarria, José María Ortega, Iñaki Mendizabal, Idoia Muguruza y un largo etcétera de amigos.