Tres magos de altura dieron forma al Bilbao Magic Weekend
Hay un pasadizo, un túnel fantástico, por el que todos los seres que habitan en un mundo invisible ascienden al mundo visible. Entonces se hace la magia. En realidad es una forma de dividir a los hombres: quienes creen en lo imposible y quienes necesitan ver para creer. En realidad, insisto, hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro. Los magos son los guías clandestinos que cruzan esa frontera entre lo visible y lo invisible, van y vienen de la realidad a la ficción y llevan consigo a quienes desean vivir esa aventura. Fue Arthur C. Clarke quien vaticinó que cualquier profesor que pueda ser sustituido por una máquina, debería ser sustituido por una máquina. Ocurre lo mismo con la magia: cualquier realidad que pueda explicarse con su poder, debiera hacerse así.
¿El poder de la magia...? Sí. No un don sobrenatural, sino algo tangible que la historia nos ha mostrado más de un vez. Por ejemplo, en el siglo XIX, Francia controlaba Argelia, un país del norte de África. Temiendo que comenzara una guerra contra los franceses, el gobernador galo envió al mago Robert Houdin a Argelia. Este hizo trucos increíbles, como coger una bala entre los dientes, lo que provocó que los argelinos creyesen que tenía poderes mágicos y anularan sus planes de guerra. Y fue conocida, también, la historia de Jasper Maskelyne. En la Segunda Guerra Mundial, Jasper usó su talento para crear falsificaciones de tanques y aviones gracias al cartón piedra, a los juegos de espejos y a un sinfín de trucos que confundieron a las tropas del Tercer Reich. He ahí dos ejemplos de magia tangible.
Viene al caso esta reflexión recién llegado del espectáculo Bilbao Magic Weekend que comenzó el jueves con una conferencia titulada Magia y neurociencia, pronunciada por Miguel Ángel Gea y Luis Martínez y rematada ayer con una gran gala de magia celebrada en la sala BBK de la Gran Vía, donde el propio Miguel Ángel Gea, junto a Javier Benítez, Chango, y Miguel Muñoz cautivaron a los presentes en un espectáculo auspiciado por DEIA y Onda Vasca entre otros mecenas. Por ejemplo, Come on works, que hoy invita (es metafórico, corro a explicarlo...) a un poteo por García Rivero rodeado de trucos de magia. La cita, abracadabra, será entre Pozas y García Rivero.
A la cita con ese mundo fabuloso espectáculo, que comenzó con un bastón capaz de levitar y alzar el vuelo y unas monedas que se acuñaban con partículas invisibles que flotaban en el aire, acudieron ayer, entre otros, Candela Sánchez, Borja Uribesalgo, María Teresa Conget, Meli Urrezola, Pedro Arnedo, Gorka Acha y Charo Martín junto a los hijos de ambos, Uxue y Jon Acha; Rafa Calviño, quien hizo desaparecer la corbata en su día libre; el diseñador Carlos Garmendia, Rosa Bilbao, José Luis Lopategi, Marisa Alonso, Javier Aretxabaleta, Izaskun Muñoz, Carlos Orueta, Isabel Martínez, Iker Sastre, Alma Bengoetxea, entusiasmada porque iba a presenciar magia en directo por primera vez en su vida, y Juankar Olmos, quien le acompañaba en el trance, muerto de risa.
La magia cautivó a los presentes. Es costumbre que lo haga, incluso con los más incrédulos. Julio Fernández aseguraba, al ver volar un bastón a capricho del mago, que jamás lo hubiese creído. Había acudido a la cita por compromiso y salió convencido entero. Al igual que Idoia Gutiérrez, Iñaki Murgialdai, Libe Ormaza, Iker Sarmiento, Amaia Murua, Almudena Muñoz, los hermanos Álvaro, Imanol y Laura Martín, en esa edad, todavía, en la que la realidad no ha ensuciado la magia de las cosas; Jon Zugasti, fan acérrimo del ilusionismo; Garikoitz Uriarte, la locutora Ainhoa García y así todo el patio de butacas que, por arte de magia, lució reluciente, con una entrada digna en esta época de miserias y racanerías. Lo dijo el mago Gea cuando multiplicaba las monedas en el aire. "Lo hago con pesetas porque si saco euros... ¡me esperan a la salida!".