Barakaldo

En la familia Grijalba, el nombre Lorenzo es muy común. El aitite se llamaba así. También el aita, el hijo, y el nieto. "Todos somos Lorenzo", explica Lorenzo padre, hasta hace unos años responsable del local El Bodegón, un bar con mucha solera en el centro de Barakaldo. La vida tras la barra terminó, al menos de forma oficial para él y fue su hijo quien tomó el relevo no sin antes pensárselo mucho. "Siempre había tenido claro que no quería dedicarme a esto", cuenta Lorenzo hijo después de más de una década dedicándose al negocio familiar. La cuarta generación, Lorenzo nieto, ya se está preparando para, llegado el día, continuar al pie del cañón.

Junto al Ayuntamiento, en la calle San Juan, muchos años atrás, abrió por primera vez el negocio la familia Grijalba. Un traslado -a la calle B- y más de 50 años después, llegó el momento de pensar en la jubilación. "Tocaba retirarse", cuenta Lorenzo padre, "pero mi hijo no quería dedicarse al negocio", recuerda. Solo el hecho de pensar en dejar el negocio de "toda una vida" en manos de una persona ajena a la familia llenaba de tristeza a este baracaldés, por lo que trató de convencer a su hijo de la importancia de mantener las persianas abiertas.

"Al ver así a mi padre me lo planteé más en profundidad", explica Lorenzo hijo. La decisión fue "muy difícil", recuerda. "Haces muchas valoraciones, piensas mucho... pero al final me di cuenta de que iba a estar en mi negocio y que siempre iba a contar con la ayuda de mi padre". Y fue eso lo que le llevó a aceptar la propuesta de Lorenzo y lanzarse a dirigir esta popular barra de Barakaldo. "Había que seguir adelante con el negocio y mi padre me lo dejó todo muy fácil", subraya satisfecho con la decisión adoptada.

El local, situado muy cerca de las bocas del metro, cuenta con un gentío constante y muchos clientes fieles. Pero estos, al igual que los dueños, también han variado. "Se nota mucho que los clientes también cambian de generación. Vienen muchas personas que recuerdan cómo sus aitites les traían al bar, o hijos de antiguos clientes", cuentan los dos Lorenzos. "En el fondo los clientes siguen siendo los mismos pero siempre me mandan recuerdos para mi padre", cuenta divertido el propietario del negocio.

El relevo generacional ha dejado tranquilo a Lorenzo padre, pero no le ha apartado completamente del trabajo. "A veces currelo algo, no me aburro", confiesa subrayando la importancia del I Plan de transmisión de negocios puesto en marcha ahora por el Ayuntamiento fabril. "Es importante que te ofrezca ayuda para que los negocios no mueran", dice. El próximo relevo de El Bodegón ya está asegurado: "Tenemos a Lorenzo cuarto", bromean.