Cuatrecasas, el hombre que se marchó de una guerra y regresó a Bilbao
Un poco al estilo del novelista noruego Stieg Larsson (les sonará la cosa: Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire...) esta crónica lleva el título que se merece: El hombre que se marchó de una guerra y regresó a Bilbao. Porque es cierto que el bufete Cuatrecasas (hoy Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, un ibérico patanegra de la abogacía...) se fraguó en la costa catalana pero no lo es menos que su fundador, Emilio Cuatrecasas Buquet, regresó del exilio a Bilbao tras haber abandonado en 1936 una Barcelona asolada por la Guerra Civil. La derogación, por aquel entonces, de las leyes forales y el amplio conocimiento de la normativa tributaria de Cuatrecasas consiguió que aquel pequeño despacho, fundado junto a Pedro Sellarés, se convirtiera rápidamente en un bufete de referencia. Era 1938.
La oficina de Bilbao es, por tanto, la segunda sede de la firma en todo el mundo. Ayer celebraron su 75 aniversario y lo hicieron con la convicción de que les aguarda una larga vida por delante. No en vano, son capaces de predecir el futuro leyéndolo en la palma de la mano de las leyes. Lo logran gracias a la cohesión de sus equipos, aseguran. Son La Roca, dicho sea con solemnidad cinematográfica.
El encuentro tuvo lugar en el Museo Guggenheim, donde se dieron cita, entre otros, Emilio Cuatrecasas, hijo de aquel pionero y presidente hoy de la firma, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, la consejera de Industria e Innovación, Arantxa Tapia, Rafael Fontana, consejero delegado, Antón Pérez-Iriondo, director de la oficina del País Vasco, los directores de las oficinas de Donosti, Joanes Labayen, y Gasteiz, José María Acedo; Ignacio Allende, Gonzalo Susaeta, Luis Alba, Juanjo Álvarez, Javier Chalbaud; el presidente de la Sociedad Bilbaina, Germán Barbier, el recién nombrado decano del Colegio Oficial de Abogados de Bizkaia, Carlos Fuentenebro, Inés Núñez, el fiscal superior del País Vasco, Juan Galparsoro, Miguel Trueba, Iñigo Martínez, Isabel Fando, Ignacio Javier Irigoyen, Javier Castrodeza, Inge Zubiaur y un buen número de representantes de la abogacía y el mundo de las leyes que pululan por estos lares.
El acto conmemorativo estuvo recubierto de emotivas palabras del pasado y valientes palabras del futuro, todo ello regado con las voces de la Sociedad Coral de Bilbao, cuyo coro fue dirigido en esta ocasión por Urko Sangróniz y reforzado con la voz de Marta Ubieta, según reveló Ramón Muro Gaztañaga. No se perdieron tampoco la cita Eduardo Ramírez, Emilio Coco, José Antonio Isasi, Ignacio Sáenz de Gorbea, Alberto García Erauzkin, Javier Barcala, Javier Laorden, Alberto Moya, Enaut Sainz, Manu Ardanza, Luis Mauleón, Luis Guzmán, Gonzalo Sánchez, Iñigo Quintana, Javier Garanto, Pilar Cavero, Adolfo Ruigómez, Francisco Pérez Crespo, Pedro Esnaola, Ana Amenabar, Juan Bustamante y una legión de nombres propios que brindaron por el fructífero porvenir de uno de los grandes.