BILBAO. Los jóvenes que disfrutan de su ocio en lonjas no quieren tener problemas con los vecinos y si el Ayuntamiento les tiende una mano, no dudan en aceptarla. Esta realidad, sustentada en datos -153 de las 193 lonjas que permanecen activas en estos momentos en Bilbao se han comprometido a cumplir las recomendaciones-, desmitifica además la idea de que estos locales son peligrosos y fuente de problemas. Para contribuir a una mejor convivencia entre estos jóvenes y los vecinos, el Ayuntamiento puso en marcha en septiembre un servicio de mediación que en sus dos primeros meses ha atendido ya 90 casos. "La mayoría son consultas de los propietarios o de los propios jóvenes sobre la infraestructura de la lonja. En cuanto a las quejas, el factor fundamental es el ruido o la falta de comunicación con el dueño del local", explican las responsables de Gizagune, que son las que gestionan directamente este servicio.

Izaskun y Nagore, de 19 años, alquilaron recientemente una lonja en Rekalde junto a otros 23 amigos. Gracias a este servicio han podido solucionar algunos problemas iniciales: un vecino se quejó por el ruido y los malos olores. "Nos dijeron qué es lo que teníamos que hacer y lo estamos cumpliendo. Además, el dueño de la lonja se ha comprometido a hacernos un baño, que era otra de nuestras carencias", señalan estas jóvenes.

Yolanda Muñoz, responsable de Gizagune, destaca que, en este caso, el propio dueño de la lonja se implicó desde el principio en tratar de resolver el conflicto. "Se detectó que, efectivamente, había un problema de olores, por lo que se mejoró el sistema de ventilación. Tratamos de que se dialogue, de que se fijen plazos...", explica.

Los jóvenes A las jóvenes de esta lonja les pareció muy bien que se les informara de todos los problemas desde el principio. Es más, prefieren que la queja les haya llegado a través de Gizagune, en lugar de haberse prolongada más en el tiempo, "lo que hubiera podido llegar, por ejemplo, a que nos echaran". Eso sí, reconocen que en un principio se asustaron cuando se presentó en la lonja Ana, la trabajadora de calle de Gizagune.

Fruto de esta mediación, el propietario se ha comprometido a completar la infraestructura necesaria para solventar los problemas y ellas han tomado medidas para ventilar mejor el local y tener más cuidado con el ruido. Además están a la espera del botiquín y el extintor que les dará el Ayuntamiento, tal y como se comprometió el concejal de Euskera, Juventud y Deporte, Sabin Anuzita.

El Ayuntamiento está satisfecho con el recorrido que está teniendo este trabajo, tanto por la implicación de los jóvenes como por el trabajo realizado desde la fundación Gizagune, que son en quienes el Área de Juventud ha descargado el trabajo a pie de calle y de contacto con los jóvenes. Por su parte, estos reconocen que les ha servido de gran ayuda y los padres también se sienten más tranquilos. El concejal de Juventud destaca la "generosidad" de todas las áreas municipales para vehiculizar las consultas y la implicación de los grupos de la oposición, "porque cuando se enteran de algún caso sobre este asunto nos lo derivan y podemos así trasladarlo a Gizagune". Según explica Yolanda Muñoz, "se trata de que todos los casos sean canalizados a las diferentes áreas a través de Gazte Lonjak, que se ha convertido en la ventanilla única de los jóvenes".

Las Consultas En los dos meses que lleva funcionando el servicio ha intervenido ya en un total de 90 casos. A pesar de que no ha hecho más que empezar, lo cierto es que "la gente conoce ya de su existencia y cuando tienen alguna duda o problema se ponen en contacto con nosotros", reconoce Anuzita.

Iñigo, Máximo y Sergio comparten lonja, desde hace cinco años, con otros 12 jóvenes en San Inazio. Desde el primer momento en que el Ayuntamiento de Bilbao inició el censo de lonjas juveniles, el personal de Gizagune contactó con ellos para darles una serie de recomendaciones. Gracias a ellas, han podido mejorar la seguridad del local. "Aunque nosotros no hayamos tenido problemas, la iniciativa nos parece estupenda", coinciden los tres.

Los principales problemas en los que ha tenido que intervenir este servicio ha sido el ruido. Otras quejas se refieren a cuestiones de infraestructura, como por ejemplo que no haya baño, o problemas de comunicación con el propietario para llegar a unos acuerdos mínimos.

Además, muchas de las consultas parten de personas que quiere conocer más sobre las recomendaciones. Fundamentalmente se trata de vecinos o propietarios de locales que están interesados en conocer las pautas que ofrece el Ayuntamiento para adecuar sus lonjas y sacarlas en alquiler. Según Muñoz, "esto quiere decir que el servicio está generando también un valor pedagógico de sensibilización muy importante, porque los propietarios que van a sacar el local en alquiler quieren conocer y subsanar los elementos que no tienen al día". Además, hay bastantes consultas sobre cómo funcionan los seguros de estos espacios.