No es un oficio joven. Más al contrario, los primeros tapiceros que la historia recuerda fueron egipcios del año 5000 a.C. que dejaron testimonio de su trabajo en las sillas tapizadas que se han encontrado en las tumbas de los faraones He ahí los vestigios más antiguos de este oficio, que emparenta también con los pueblos nómadas que cubrían el suelo de sus tiendas con alfombras, pieles y cojines, en busca de la comodidad. Hoy los tiempos son otros pero ahí resiste el oficio artesano, amoldándose a los tiempos de hoy. Ya no se forran los tornos reales con plumas de oca forradas de telas ricas, pero sí se trabaja con alfombras personalizadas, moquetas, tapicerías, cortinas, parquets flotantes y laminados entre otras cuestiones menos comunes como paneles japoneses, estores o venecianas de aluminio, entre otros. O al menos así lo explican en Tapicerías Ricardo, uno de los comercios clásicos de Bilbao que ayer pasó de Alameda Urquijo, 49 a Alameda San Mamés, 43. Ese giro propicio el leit motiv del traslado: Damos la vuelta a la manzana.
No se trata de un cualquiera. No en vano, el negocio se puso en pie en 1961, merced a la entrega y esfuerzo de Ricardo Bustamante y Mari Carmen Pérez, quienes hace ya unos años dieron el relevo a sus tres hijos, Guillermo, Carlos y Fernando Bustamante, que han adaptado el negocio a los tiempos. Basta con entrar al nuevo espacio para percibir que el oficio sobrevivirá al siglo XXI. Con fotografías en sepia de las tres tiendas anteriores como elemento de recuerdo, la tienda cuenta con todos los adelantos de su época. Son 170 metros cuadrados luminosos y adaptados a las últimas tecnologías, incluso a la hora de promocionarse. Sin ir más lejos, el acto inaugural contó con la proyección de un vídeo en el que se ha rodado el making off de la obra y ya corre por Youtube una imaginativa campaña rodada en la boca de metro más cercana: el reparto de manzanas para explicar al peatón precisamente eso, como iban a dar la vuelta a la manzana. Hubo quien quiso pagarles la fruta, quien quiso desenroscarla e incluso un mendigo que les pidió una pieza para matar el hambre.
Ignoro si en su jerga actual se utilizan materiales como tijeras, martillo de tapicero, grapadora manual o neumática, compresoras, tiza para marcar telas, máquinas de coser, una pata de cabra pequeña para sacar grapas y tachuelas, mazos de goma, agujas curvas para coser a mano, agujas largas para poner botones, el punzón, los alicates, la cinta métrica o la escuadra entre otros utensilios de antigua usanza, pero ahí están, en la proa de su tiempo. Dan fe de lo que les cuento los jugadores de Bilbao Basket, Mamadou Samb y Alex Mumbrú; el viejo león Edu Alonso, Janire Pérez, Aitz Landaida junto al pequeño Asel, Nerea Mendizabal, Iker Pascual, Nerea Meca, Borja Pérez, el joven Borja Bustamante, Eduardo Velasco voz cantante durante la presentación en público de la tienda, Jorge Aio y Olga Zulueta, quienes acudieron en nombre de Bilbao Centro para expresarles todo su apoyo, Iñaki Madariaga, Jaime Urrutia y buen número de invitados.
Entre los presentes se valoraba la capacidad de resistencia de los comercios que saltan de generación en generación y acompañan durante décadas a la familia. No es de extrañar, porque da la impresión de que se ha perdido el gusto por la tradición. Se sumaron al aplauso Iñaki Betes, Txema Fernández, Enrique Bregel, José Luis Hernando, Rocío Hidalgo, Camila Rodrigo, Mari Carmen Berasaluze, Cristina Palacios, Iñaki Bengoa, Beñat García y un buen número de asistentes más entre amigos, nuevos vecinos y curiosos. Entre todos se dibujaba un hermoso tapiz de Flandes.