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El fuego perpetuo de la añoranza

El fuego perpetuo de la añoranzafoto: josé mari martínez

Así hablaba Cristóbal Colón a través de las cartas de 1498 al arribar a Venezuela. "Y digo que si este río no procede del Paraíso Terrenal, viene y procede de tierra infinita, del Continente Austral, del cual hasta ahora no se ha tenido noticia; mas yo muy asentado tengo en mi ánima que allí donde dije, en Tierra de Gracia, se halla el Paraíso Terrenal". Qué palabras más poéticas, que entran en contraste con aquellas otras de Fernando de Miranda, conocido como el primer venezolano universal o el americano más universal, por aquello de que fue partícipe de la independencia de los Estados Unidos, de la Revolución francesa y posteriormente de la independencia de Venezuela, siendo líder del bando patriota y gobernante de la Primera República de Venezuela, allá por 1811 cuando dijo aquello de "¡Bochinche, bochinche! Esta gente no es capaz de hacer sino bochinche".

La historia recuerda que tal día como ayer, un 5 de julio de 1811 se inició el debate en el Congreso, de Venezuela y a comienzos de la tarde se procedió a la votación que terminó hacia las 14.30 horas, resultando aprobada la independencia con cuarenta votos a favor. De inmediato, el presidente del Congreso, diputado Juan Antonio Rodríguez, anunció que quedaba "declarada solemnemente la independencia absoluta de Venezuela en nombre de Dios todopoderoso".

Ayer el Palacio Euskalduna acogió la conmemoración del 202 aniversario de la independencia de la República Bolivariana de Venezuela, que rompió las cadenas con el imperio español aquel día. Hoy es un país que vive en la incertidumbre tras la ausencia de Hugo Chávez, el hombre que llevó sus riendas durante los últimos años. Es Nicolás Maduro el que ha cogido las riendas y su nombre también se escuchó ayer entre los brindis.

A la celebración del recuerdo de esa suelta de amarres invocó la cónsul de la República Bolivariana de Venezuela en Bilbao, Yolanda Rojas. Se celebró, ya digo, en el Palacio Euskalduna, donde la música del pianista Raimundo Nieves e Ignacio Izcaray, uno de los grandes que ha hecho camino con composiciones basadas en historias de desamor, viejas estampas hogareñas, recuerdos y la reinvención de espacios y ciudades, un trovador de su patria.

Fue una cita bañada en las aguas de la nostalgia, ese sentimiento propio de la gente que vive fuera de su pueblo. A la llamada del corazón de los venezolanos acudieron, entre otros, Víctor Hugo Garrido, Alfonso Miranda, Vanesa Elechiguerra, Ynarhú Silva, Mao Fermín, Juanjo Aldekoa, Yonder Rodríguez y Jesús González, Adolfo Godoy, María del Carmen Hernández, Isabel Gordejuela, Juan Alonso Gorriti, el teniente alcalde del Ayuntamiento de Bilbao, Ibon Areso; Javier Madariaga, Oswaldo Iturbe, Malen Iturriaga, Vanesa Azkarate, Reyna Ponce Chaderton, Miguel Ortega, José Miguel Arozarena, cónsules de otras tierras como Octavio Pantaleón, Giorgio Baravalle, Pablo Buitrón, Alicia Stuber o Juan Álvarez, todos ellos implicados en una celebración que se sumergió en las emociones, con Jon Ortuzar como testigo de lo vivido en la tarde.

No fue una jornada exenta de emoción. En ella habló Luis Berto García y hubo un sentimiento doble: los nativos refrescaron sus recuerdos y los autóctonos aprendieron de un país que es más, mucho más que un brazo del Caribe. Le escucharon, insisto, Adán Acosta, Magdalena Iturriaga, Yolanda Barrio, José Manuel Uriarte, Ángel García, María de los Ángeles Uribe, Juan Alberto Sánchez y así todo un elenco de nombres propios que ayer invocaron a los fantasmas del recuerdo. Es lo habitual. Cómo no caer en los brazos de la añoranza de la península de Paraguaná, los Llanos venezolanos, la Cuenca del Orinoco y los macizos y mesetas de formación muy antigua en la Guayana Venezolana o la meseta del Auyantepuy, donde nace el famoso Salto Ángel, la catarata más alta del mundo.