Un aparejador con buenos aparejos
El muskiztarra 'Ramontxu' Montenegro presenta un completo manual de pesca costera con corcho
LA pasada Nochevieja, Ramón Montenegro Llorente, Ramontxu, no solo despidió el año si no que con las campanadas ponía fin a una dilatada trayectoria de tres décadas como arquitecto técnico en el Ayuntamiento de Muskiz su pueblo natal. Una situación que le ha llevado a volcarse, más si cabe, en una de sus grandes pasiones: la pesca; una práctica que le aporta "relax" y que combina con la participación activa en el Club deportivo de Caza y Pesca Arrauntxori, de Muskiz.
Y no tanto porque ahora, liberado de responsabilidades laborales y horarios oficiales, pueda cargar sus cañas de manera más frecuente si no porque este nuevo estatus de jubilado le ha permitido corregir e incluso aumentar el contenido del libro que este vecino del abantoarra barrio de Las Carreras editara en 2007 sobre La pesca con caña a corcho en el Cantábrico y que ahora ha ampliado a "las costas del noroeste peninsular".
Esta obra, considerada por muchos pescadores como una de las mejores guías de la pesca a pulso, se presentó este viernes en una repleta sala M de la Kultur etxea de Muskiz, donde se vendieron cerca de 80 ejemplares y se encargaron otros cuarenta a la editorial Salgai, autora de la publicación.
En esta guía-manual, repleta de fotografías y dibujos descriptivos del propio Montenegro, se describen con un texto fluido y atinado, trufado con apuntes de vivencias y anécdotas del autor, los diferentes tipos de costa y desembocaduras, diferentes artes, cañas y aparejos, cebos, engodos, macizos y la fauna más habitual en nuestras costas, sus costumbres y forma de captura.
Evolución "Yo empecé a pescar de chico con mi padre. Tendría 5 ó 6 años, aunque en serio empecé con 16 años y luego, ya con coche, fui recorriendo las diferentes costas del Cantábrico", rememora este aparejador jubilado que en estos años ha visto desde su mesa de trabajo la gran evolución urbanística y socioeconómica de su pueblo y, desde sus costas, la evolución de las artes y aparejos de pesca.
"Muskiz ha cambiado mucho en estos últimos 32 años en los que he trabajado en el Ayuntamiento. Para mí uno de los cambios más notorios fue la desaparición del cementerio que había en el centro del pueblo junto a la cuesta del médico. Era un cementerio que tenia unos grandes panteones que eran auténticas obras de arte", reseña este muskiztarra que está viviendo una segunda juventud junto a su mujer, Maite Matxín, y que anda dándole vueltas a la idea de crear una escuela de pesca. "He tenido muy buenos maestros como Álvaro Vega Godoy, de Las Carreras, que era un fenómeno no solo porque pescaba mucho y bien, si no sobre todo porque era un hombre que sabía interpretar muy bien la mar que es una de las claves para lograr capturas".
Firme defensor de la modalidad de corcho, de la que dice es más divertida y se pesca más "aunque el tamaño de los peces sea menor que pescando a fondo", Ramontxu habla con nostalgia del viejo Muskiz, aquel "en el que las puertas se abrían tirando de la cuerda", aunque reconoce que su pueblo ha mejorado mucho. "Yo he visto nacer todo el polígono de San Juan en los antiguos terrenos del marqués de Villarías donde solo había mimbres", señala este curtido pescador que anhela que los jóvenes se animen a practicar este deporte. Él, de momento, ya ha hecho los deberes y le han salido de matrícula.
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