Portugalete
Cuando piensa en el día que cruzó las puertas de Altos Hornos de Vizcaya, Tamara Vázquez recuerda con intensidad un fuerte calor. Ella es periodista, nació en Santurtzi y ha sido una de las pocas personas que pudo fotografiar la actividad de la empresa más importante del Estado, y por ende de Bizkaia, durante el pasado siglo. Ahora, las imágenes que capturó aquel día pertenecen al Ayuntamiento de Portugalete que, desde hace dos semanas, las expone en el Museo de la Industria Rialia.
Vázquez acababa de comenzar su carrera como periodista en el periódico La Gaceta del Norte. Corría la década de los ochenta cuando la periodista, que ahora desarrolla su actividad en Madrid en el ámbito de la documentación, tuvo la oportunidad de conocer por dentro una fábrica delante de la cual pasaba cada día. Fue, según cuenta la periodista, un vecino santurtziarra quien le ofreció la oportunidad de ser una de las pocas personas que haya cruzado esa barrera con una cámara de fotos en la mano. No necesitó ni siquiera tiempo para pensar la respuesta. "Conocía perfectamente la fábrica, como cualquier vizcaino, de verla cada día desde el tren. Pero tener la ocasión de estar dentro me pareció una auténtica oportunidad. Además, no sé cuanta gente habrá podido entrar pero imagino que no mucha", dice la santurtziarra en una visita relámpago realizada a Portugalete para llevar a cabo la donación.
Los trabajadores la dejaron pasar y su objetivo hasta "un área muy concreta" de Altos Hornos de donde no podía salir. Sin embargo, el espacio del que dispuso le fue más que suficiente para captar cada detalle del día a día, de las horas de trabajo y, sobre todo, de sus trabajadores. "Se percibía perfectamente cómo se vivía, el ambiente que tenían los empleados y pensé que eso era precisamente lo que debía reflejar en las imágenes", cuenta.
Calor y oscuridad En su recuerdo se ha quedado grabado el calor, pero también la oscuridad con la que se trabajaba en la fábrica: "Era muy complicado trabajar allí", describe. Y así se ve en las cuarenta y ocho imágenes que ha donado a Portugalete, donde prima la gama de negros y grises acallados en algunas imágenes por las chispas del fuego.
La colección al completo puede contemplarse desde primeros de mes en el Museo de la Industria Rialia, "el lugar idóneo para las fotos, porque es el único museo de la industria de Ezkerraldea y así todo el mundo, incluidos los turistas, puedan conocer la verdadera historia de una de las fábricas más importantes", explica, que durante años ha guardado estas imágenes en su colección personal.
Y es que a pesar de que ahora se deshaga de ellas -ya han pasado a ser propiedad municipal-, en su memoria siempre quedará grabado el olor, el color y la temperatura que experimentó aquella tarde de los ochenta en la que su objetivo no dejó de enfocar a aquellas personas que, con su trabajo, pusieron a Bizkaia en el mapa. "Por dentro todo se veía diferente", resume sabiendo que es una de las pocas mujeres que ha visto las tripas de Altos Hornos.