La memoria del corazón nunca flaquea
Fue legendaria su acidez, una mirada corrosiva sobre las cosas de la vida. Les hablo de Charles Chaplin, un tipo insufrible cuando no ejercía su oficio: ser Charlot. Tan es así que a él se le atribuye una sentencia casi guillotinesca: "el tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto". No ha llegado el the end para las dos historias que hoy nos ocupan, por mucho que se hayan parado los relojes en ambos casos. Vistos hacia atrás, los años tiene un don: queda fijados con alfileres en el corcho de los recuerdos merced a la memoria del corazón, esa que elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos. En realidad, gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
Viajemos, pues el ayer. La travesía comienza en el Arbolagaña, el restaurante del Museo de Bellas Artes, donde el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria - los Apis, para entendernos...- conmemoraron la onomástica de su patrona, Santa Teresa de Ávila, a quien hay que rogar hoy en día que proteja nuestras viviendas. Con el presidente del Colegio, José Ramón Gorostiza, como anfitrión, el mediodía se pobló de recuerdos al homenajear a doce hombres que llevan más de 25 años en el oficio.
Quien haya buscado piso les conoce. No en vano Fermín López, Tomás Amann, José Ramón Rui-Wamba, Ángel Rodríguez, Carlos Buerba, Jesús Ojanguren, Emilio Paillo y Patxo Galarza, ayer presentes en la cita, son nombres de peso en el mercado inmobiliario desde hace más de un cuarto de siglo, al igual que Antón Ortuondo, Francisco Peña, Cipriano González y Francisco Lizarralde, ausentes por motivos laborales. El decano del Colegio de Abogados, Nazario Oleaga, Juan Alberto Arranz, Mari Paz Larrumbide, Rosa María Vilariño o Ignacio de la Puerta entre otros se sumaron al almuerzo de congratulaciones.
Echándose la tarde en brazos de la noche, el Palacio Euskalduna acogió otro hermoso acto de evocación. No en vano, un magnífico concierto conmemoró el 125 aniversario de la Sociedad Coral de Bilbao, la Universidad de Deusto y la Cámara de Comercio de Bilbao, con Cecilio Gerrikabeitia, el rector Jaime Oráa y José Ángel Corres como dignatarios de las tres instituciones. En el recital se interpretó la Sinfonía nº 6 de Dvorak y la cantata Alexander Nevsky de Prokofiev junto a la Orquesta Sinfónica de la BBC y su director Jiri Belohlavek. En el interludio de ambas interpretaciones, los acordes del Agur Jaunak sonaron como celebración del fin de ETA. Fue el momento más caliente de la ceremonia.
Testigos de todo ello fueron Iñigo Urkullu,; el diputado general, José Luis Bilbao, Josu Erkoreka, Pedro Azpiazu, Isabel Celaá, el notario José María Arriola, Josune Ariztondo, Juan José Etxebarria, Ignacio Echebarria, Mikel Arieta-Araunabeña, Belén Greaves, Josu Sagastagoitia, Iñaki Irusta, Josu Bergara, José Alberto Pradera, Amaia Basterretxea, Alfonso Carlos Saiz de Valdivielso, Xabier de Irala, Vicente Mestre, Federico San Sebastián, Teresa Querejazu y un buen número de amigos.