Un segundo. Un escaso y efímero segundo fue decisivo para otorgar la txapela al ganador del concurso de perro pastor de Bizkaia. Precisamente con ese nombre, Bizkai, bautizó a su fiel compañero Jose Urien, vencedor de la edición número 47 de este certamen, que organiza por tercer año consecutivo en Mungia la agrupación de Bizkaia de perros pastor. Con el trofeo de ayer, el de Abadiño suma ya nueve victorias, aunque este ha sido uno de los campeonatos más reñidos. De ello da fe Jose Mari Ustarroz, presidente del jurado, quien sabe de lo que habla pues lleva 44 años organizando este tipo de campeonatos. "Ni siquiera recuerdo la última vez que hubo un empate y tuvimos que recurrir al factor tiempo para resolver el fallo", admite Ustarroz.

Y es que en contra de lo que puedan pensar aquellos que no conocen los entresijos de estos concursos, en la decisión del jurado pesa más la destreza que la rapidez con la que dirige el can. Pese a todo, en caso de empate, los miembros del jurado se decantan por el pastor que haya llevado a cabo su cometido en el menor tiempo posible, dentro los seis minutos establecidos para realizar la prueba. Así es como Urien y Bizkai arrebataron la txapela a Enrique Mendiguren y a Riki. El trato del perro pastor hacia el ganado es otro de los aspectos a tener "muy en cuenta". "Si el perro empieza a ladrar a las ovejas resta puntos, y si llega a morder a alguna de ellas se penaliza severamente", explica.

En la carrera de obstáculos que se desarrolló en la zona de Errementari, participaron un total de doce pastores. En la primera prueba, denominada Obediencia y destreza, el pastor tenía que realizar un recorrido por el campo en dirección opuesta al rebaño, que esperaba paciente a su líder de turno. Antes de llevarlo a los pies de su amo, el perro debía pasar entre cuatro banderas ubicadas detrás de un redil. El ejercicio no terminaba aquí, pues tenía que conseguir que las ovejas atravesaran un seto situado en el centro del campo y después pasar otro situado en un lateral. Todo ello en menos de seis minutos.

Silencio, se dirige La concentración que exigía la prueba precisaba del silencio del público, que seguía atento las indicaciones de los pastores, así como la habilidad con que sus respectivos perros obedecían a sus instrucciones, a punta de makila. "¡Atrás! ¡Túmbate ahí!", "En-tzun! Entzuuun!", "Heldu hona!" o "Egon hadi hor!", fueron algunos de los alaridos que repetían los pastores a unos canes bilingües.

La mayoría de los concursantes cumplió con su cometido, con mayor o menor fortuna. Si el dueño quedaba satisfecho con la hazaña de su perro, al finalizar el ejercicio este recibía unas palmaditas en el lomo que parecían decir: "¡Bien hecho!". Únicamente se dio un caso en el que el pastor decidió retirarse de la prueba voluntariamente. Tras intentar encarrilar a un rebelde y desmadrado Sorgin, Jose Angel Azkorbebeitia optó por retirarse antes de que expirara el tiempo disponible para concluir la prueba, que era eliminatoria. Así, en el segundo y último ejercicio, Obediencia y habilidad, fueron cuatro finalistas (Enrique Mendiguren, José Ramón García, Javier Urien y Jose Urien), quienes tuvieron que dirigir a sus perros por otro recorrido entre banderas y en dirección opuesta al rebaño, para llevarlo después al redil y volverlo sacar.

El tiempo establecido también era de seis minutos, lo que exigía un gran temple y unos nervios de acero por parte de los pastores. "Hay que tener mucha paciencia y sangre fría para que, cuando el jurado te recuerda que solo te queda un minuto, conseguir que el perro te haga caso y que a su vez las ovejas le sigan a este", cuenta el ganador Jose Urien, mientras Bizkai trepa exultante por sus piernas.

La entrega de premios contó con la participación de la alcaldesa de Mungia, Izaskun Uriagereka, así como de los concejales Mirenbe Bilbao y Jokin Etxeberria. Finalizado el encuentro, los pastores dieroncuenta de un merecido banquete en un restaurante de Mungia. Este domingo, campeón y subcampeón se disputarán el campeonato de Euskadi, que tendrá lugar en Atxondo.