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Confraternización y hermandad

Las concentraciones moteras se suceden cada fin de semana en el periodo estival

Confraternización y hermandadFoto: deia

bilbao

Compañeros de asfalto, pasión común por las dos ruedas, ganas de pasárselo bien y evadirse de lo cotidiano es el denominador común y el espíritu que preside las concentraciones moteras. "Lo que nos gusta es rodar", Con la llegada del verano, se suceden cada fin de semana en las diferentes localidades de Bizkaia, con el objetivo de "pasar un buen rato y de disfrutar de las motos", señala Jesús Ferrero, presidente de la Asociación Motociclista Zaldi Burdina, que ha disfrutado de unos cuantos encuentros de este tipo y explica su experiencia. "Normalmente en una concentración de un días solemos quedar por la mañana, para ir concentrando las motos. Durante este tiempo nos dedicamos a conocer y a hablar con todas las personas que acuden sobre los distintos modelos de motos de cada uno", relata. Y es que no hay mejor forma de confraternizar con otras personas que hablando sobre una pasión común. "Sobre las once de la mañana solemos dar un paseo. Lo hacemos a esta hora porque aquí en Bizkaia, en determinadas zonas a primera hora de la mañana, la carretera todavía suele estar húmeda y para evitar riesgos", aclara. En algunos casos, en los que el recorrido implica una mayor dificultad por atravesar lugares de mayor densidad de tráfico, suelen acordar con la Er-tzaintza un dispositivo de seguridad. "Hablamos con ellos con antelación y organizamos un circuito a una hora determinada", prosigue. Este es uno de los detalles más importantes, puesto que tal y como explica Ferrero, "muchos motoristas que acuden a las concentraciones no conocen la zona y es labor del club o asociación organizador enseñársela".

Compartir carretera une mucho, pero para profundizar en las amistades y dar un respiro al cuerpo después de muchos kilómetros "se ofrece un aperitivo" para disfrutar del viaje antes de la hora de comer. "Una vez terminada la primera ruta solemos concertar otro nuevo punto de salida al que se suele unir gente que no ha podido ir al primero y donde se vuelve a confraternizar", apunta Ferrero.

Más tarde llega el momento de hacer un alto y reponer fuerzas para seguir haciendo rugir los motores. "Se suele organizar una comida popular con un precio accesible para todo el mundo. Después se suele celebrar alguna actuación musical o actos en los que se enseña a los más pequeños los secretos del mundo de las motos", concluye.

En definitiva, se trata de pasar un buen rato encima de la moto y compartir un rato agradable. Relajarse y disfrutar de una pasión. El mundo de las motos es una hermandad en la que tienen cabida personas muy diferentes. Ahora es su momento. Las condiciones son óptimas para rodar. Carretera y manta.