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"Mi hijo Ibai nos ha enseñado a ser más humildes"

Javi Uriarte ha pasado de ser un ciudadano anónimo a convertirse en portavoz de la familia por una triste historia con final feliz. El padre de Ibai ha sufrido mucho estos cinco meses, pero también ha aprendido "a ser humilde y a apreciar la importancia de ayudar a los demás"

"Mi hijo Ibai nos ha enseñado a ser más humildes"Oskar Martínez

BILBAO. ¿Qué siente uno cuando recupera la normalidad?

Mucha alegría. Han sido muchos días fuera de casa, con la angustia de si iba a salir todo bien y, este fin de semana hemos podido disfrutar de estar todos juntos de nuevo en casa. Estamos muy felices.

El caso de Ibai ha llenado páginas y páginas de periódico y se han recibido muchísimos mensajes de ánimo y solidaridad. ¿Cómo se le ocurrió llamar a los medios de comunicación?

Fue estando en el piso de las monjitas. Una mujer que compartía piso con nosotros porque su marido estaba ingresado nos animó a hacerlo y entones empecé a llamar a todas las televisiones y periódicos para pedir ayuda.

Y funcionó.

Sí, nos habéis ayudado muchísimo. Por eso, incluso cuando podíamos estar cansados creíamos que teníamos el compromiso de responder a lo que se nos preguntaba.

Han sido cinco meses muy duros. ¿Ha sacado algo positivo de esta trágica situación que les llegó sobrevenida?

Mi hijo me ha enseñado mucho. Hemos recibido mucho apoyo y generosidad. Nos ha enseñado a ser humildes y a valorar lo importante que es ayudar a la gente en el día día. Si una mujer va a Madrid y ha perdido el autobús y puedes llevarle por qué no hacerlo, no pierdes nada y le haces un gran favor y, así con muchos actos cotidianos en los que en el día a día ni siquiera reparamos.

¿Cómo han conseguido usted y su mujer mantener el ánimo hasta en los momentos más críticos?

Cambiamos el chip de que iba a salir mal desde el primer día y nunca pensamos en negativo. Además, teníamos un compromiso moral con Ibai; porque si el pequeño estaba aguantando y luchando, nosotros no teníamos derecho a venirnos abajo. Además, teníamos que apoyarle y ser fuertes para trasmitírselo a él.

¿Cuál fue para usted el momento más duro en estos cinco meses?

Los primeros 25 días fueron el verdadero milagro, porque los médicos no sabían cuánto tiempo podía aguantar a la espera de un trasplante y, el tiempo se nos echaba encima. Cuando llegaron los órganos del niño de Portugal, los médicos se dieron cuenta de que estaba en un momento crítico.

¿Y cuál fue el momento en que empieza a ver la luz?

El día que le bajaron de la UCI a planta. Ese día fue muy especial para todos. El propio Ibai nos decía que por la noche le dejábamos solo y nos íbamos. Y, a partir de ese día nos quedábamos. Sólo tiene cuatro años.

Tantos meses en el hospital habrá visto de todo.

Hemos pasado algunos tragos amargos cuando se ha ido algún compañero de Ibai y ves que la vida y la muerte están separadas por un biombo.

Ibai nunca se había quejado de ningún dolor ¿verdad?

Siempre ha sido un niño muy vital, el bulto no le molestaba ni pensamos que acabarían así las cosas. Dicen que fue un accidente quirúrgico.

¿Investigarán lo sucedido?

Sí, cuando todo esté más tranquilo, por mediación de un familiar, nos pondremos en contacto con un abogado. Hemos sufrido mucho. Además de las secuelas de Ibai, están los daños colaterales que también ha sufrido su hermano Markel.