Veterano en todo tipo de estudios, el colegio getxotarra Nuestra Señora de Europa se encuentra ante el examen de su vida. Un conflicto interno -el despido de su director hace dos años- coloca al centro escolar en una tesitura insólita en el mundo educativo: el concurso de acreedores. Una sentencia en firme ha dejado a la dirección quizás ante los deberes más complicados en sus 47 años de existencia, el pago de una indemnización de 305.000 euros.

El colegio mantiene la rutina escolar que deja la habitual estampa de la salida de clase con un gentío a las puertas entre alumnos y familias. Los aitas y las amas acuden despreocupados, entretenidos en charlas intrascendentes sin muestras de tensión aparente. La incertidumbre se colaba entre algunos corrillos a preguntas de DEIA. En el ambiente se respiraba sentimientos encontrados entre la confianza y la preocupación.

"Estoy tranquila con las explicaciones que me han dado y voy a mantener a mis hijos, pero estoy expectante", señala una madre. En cualquier caso, el centro aguarda al desenlace de la prueba para asegurar la continuidad de un proyecto educativo que atiende a 750 alumnos de entre 3 y 18 años.

Por su parte, la dirección lanza un mensaje de tranquilidad para superar el concurso de acreedores que ha iniciado este mes. El nuevo responsable educativo, Ramón Colunga, justifica la iniciativa para negociar un plan de pago ante la incapacidad del centro para afrontar esta deuda.

El detonante de la situación se origina por una sentencia del TSJPV que avala la denuncia del antiguo empleado por degradarle en sus funciones. Colunga subraya la necesidad de un plan especial de pagos ante la falta de recursos económicos del centro, que carece de medios para costear la cuantía de manera inmediata.

"La medida no es la mejor manera de pagar, es la única", recalca. El actual director señala que el concurso de acreedores abre la puerta a una negociación con el anterior responsable tutelada por un administrador concursal. "Los colegios concertados como nosotros no tenemos beneficios. Nuestro presupuesto son habas contadas", aduce. A este respecto, señala que los ingresos procedentes de los padres y del Gobierno vasco están destinados a fines educativos exclusivamente. "No tenemos margen de maniobra", reitera el educador.

En cualquier caso, Colunga niega problemas financieros:"Tenemos una dificultad puntual por un pago atípico". Así, admite que el colegio paralizó el pago de la deuda con el concurso de acreedores para "frenar una situación peligrosa".

El director destaca la apuesta de la dirección por la continuidad del centro. A este respecto, apunta al compromiso de la propietaria, Charo Abad, que ha aparcado la venta del centro escolar dos años después de que se frustrara su traspaso a una cadena internacional. "No tiene ninguna intención de vender ni de cerrar", resalta. Colunga destaca la normalidad del centro, que mantiene las reservas de matriculación anteriores a la sentencia judicial. "En este tiempo hemos recibido un ingreso", precisa.

Colunga destaca los esfuerzos de la dirección por mantener informados a la comunidad escolar. Precisamente, Colunga admite la preocupación del centro por la reacción de las familias, el ejercicio más espinoso de la prueba. "El único peligro que existe es si se genera una situación de pánico y hay marchas de alumnos. Entonces sí habría problemas", señala.