"Estamos a punto de llegar a las 50.000 visitas, lo que nos hace pensar que se han hecho bien las cosas"
El Museo Boinas La Encartada se ha asentado en la comarca como un referente de turismo, cultura y patrimonio. Con el fin de reconocer esta labor, DEIA y Hemendik le han otorgado el Sustapen Ekonomikoa Saria en la tercera edición de estos galardones
BALMASEDA. Antes de convertirse en museo en 2007, la fábrica La Encartada ya había hecho historia durante cien años como una empresa puntera en el sector textil y en su relación con los trabajadores. Begoña de Ibarra dirige desde el principio un lugar mágico que ha ido creciendo para ser aún más atractivo pero sin perder la esencia. Reconoce que "se han cumplido los objetivos iniciales" y que lo que más ha costado ha sido darse "a conocer".
Enhorabuena por el galardón. ¿Qué supone para ustedes este reconocimiento?
Muchas gracias. Pues para nosotros supone una gran alegría porque no deja de ser un reconocimiento al trabajo constante realizado por el museo. Desde que abrimos las puertas en enero de 2007, este espacio ha ido trabajando poco a poco por recuperar todo lo que supone Boinas La Encartada, tanto a nivel patrimonial como a nivel histórico y sentimental. Y saber que se valora ese esfuerzo, es muy de agradecer.
Después de casi cuatro años, ¿se han cumplido los objetivos que se marcaron?
La verdad es que sí. Hemos ido superando los objetivos que en un principio se plantearon al abrir el museo. Era un espacio diferente y había que arriesgar en varios aspectos. Pero el hecho de que estemos a punto de llegar a las 50.000 visitas, nos hace pensar que se han hecho bien las cosas y que es un museo que mantiene el interés a medida que pasan los años. Aún quedan cosas por hacer pero desde luego, la presencia ya está conseguida.
¿Qué es lo que más les ha costado hacer?
Quizás darnos a conocer. Como digo, no es un museo al uso y no es un edificio que te encuentras de camino. Tienes que hacer el esfuerzo de acercarte. Y conseguir que la gente venga es lo más complicado, porque una vez que vienen, todo es más fácil. Lo curioso es que el grado de satisfacción del visitante es muy bueno porque cuando piensa en un museo de boinas, piensa en algo pequeño y cuando llegan aquí y ven todas las instalaciones se sorprenden mucho. Por eso, la gente se va de aquí muy contenta y satisfecha.
¿Qué aspecto del museo valoran más los visitantes?
Sobre todo, lo grande que es y también la maquinaria tan bien conservada que tenemos. Eso es lo que más les llama la atención, echan de menos que no estén funcionando pero toda la parte de las máquinas hiladoras y todo el proceso de elaboración es lo más seguido por la gente que nos visita.
¿Y queda alguna parte por rehabilitar?
Pues lo cierto es que está casi todo rehabilitado. A lo largo de este tiempo hemos ido, poco a poco, reformando y acondicionando diferentes partes de la fábrica más allá de la parte propiamente industrial. Se puede ver un despacho de la época, habitaciones de cómo vivían los dueños y los obreros. Todo esto hace que la gente se pueda hacer una idea de cómo se vivía en las primeras décadas del siglo XX.
¿Cuál es el perfil de las personas que visitan el museo?
El 80% es de Bizkaia y de Euskadi, de cara al verano, la procedencia se amplía y también vienen visitantes de Madrid y de Barcelona, fundamentalmente. Hace dos veranos, por ejemplo, nos pasó algo muy curioso. Recibimos una gran cantidad de visitantes de Valencia. Y, según nos decían ellos, fue motivado por la afluencia masiva de vizcainos en la final de la Copa del Rey del Athletic, que hicieron muy bien de embajadores.
¿Qué otras actividades se programan para las visitas?
A lo largo de estos más de tres años, además de poner en valor todo el patrimonio que tenemos, hemos acogido un total de tres exposiciones externas relacionadas con el sector textil de una u otra manera. La primera fue un repaso por la historia a través de varios vestidos de papel, en colaboración con el concurso internacional de vestidos de papel de Güeñes. La segunda muestra se dirigió a los tocados medievales y por último, hemos realizado un repaso por los sombreros que se realizaban al inicio del pasado siglo. Y se han organizado varios actos y comidas empresariales ya que es un lugar que se presta a ello.
¿Cuál es el futuro inmediato?
Ahora lo que toca es mantenerse, seguir estando presentes, que se nos vea y en cuanto al tema de exposiciones y demás, la idea más cercana es conseguir lo que he comentado al principio. Y es que la maquinaria funcione, que, al menos, durante unos minutos se pueda apreciar el ruido real que existía en una fábrica tan grande. Aún no hay fechas para eso, pero es una opción que estamos barajando de cara al próximo año.