Síguenos en redes sociales:

Canción para un día duro

Canción para un día durofoto: oskar martínez

TODO sucede el sábado de octubre más cercano a la luna llena, como si de un rito ancestral se tratase. Y, sin embargo, la historia comienza hace más bien poco. Fue en 1978, cuando el infante de marina John Collins propuso combinar tres competiciones ya existentes para saber qué atletas eran mejores si los nadadores, los corredores o los ciclistas. Las pruebas gastaban nombres tan exóticos como la Waikiki Roughwater Swim de natación (cuatro kilómetros en mar abierto...), la Around-Oahu Bike Race, 180 kilómetros de pedales, y el Marathon of Honolulu, con la distancia estándar de 42 kilómetros y 195 metros. Collins, el salvaje, propuso hacer las tres seguidas. El ganador sería considerado el hombre de hierro, el ironman.

Las primeras páginas de esta historia se escriben en Hawaii y, desde entonces, los triatletas de medio mundo aspiran a demostrar que poseen músculos de acero y que son capaces de superar el reto de Collins, el bárbaro. Entre los nuestro, la triatleta Virginia Berasategui acaba de regresar de las tierras de Kona, donde ha logrado una meritoria cuarta plaza y el honor reconocido por todas sus rivales. Virginia, la mujer que compite con una canción en su interior para despejar la mente confesó que aquel fue un día duro, "cargado de dificultades...".

Todo ello tuvo lugar en el Ein Prosit, el local de los hermanos Enrique, Alfred, Hermann y Carmen Thate donde se rindió un caluroso homenaje a una atleta de corazón desbocado y sonrisa perenne. Su cuarta plaza, contra todos los elementos del mundo conjurados en su contra, le supo a gloria y quiso celebrarlo junto a los suyos, junto a la gente que se ha preocupado por ella, le ha puso en pie el ánimo cuando decaía, le dio un hombro sobre el que apoyarse o aliento cuando faltaba el oxígeno. Virginia colecciona kilómetros en sus piernas y quintales de amigos que, insisto, acudieron a agasajarla.

Entre todos los primeros, su familia. Su padre Javier y su hermana Marta. Y más allá la legión de amigos que se acompañaron en una cita de desahogo, donde al fin no corrió ella sino la cerveza bien tirada, made in Germany. A ella acudieron José Ángel Pereda, encargado de marcar el ritmo de la tarde noche y hacer del homenaje un acto vivo y sentido, Isidro Elezgarai, el txistulari Mikel Bilbao, los concejales Ricardo Barkala y Beatriz Marcos, Joseba Ruiz de Loizaga, José María Amantes, triatleta de la Aste Nagusia donde corre, de acá para allá, en la txosna de Moskotarrak, nada entre un mar de multitudes y pedalea hasta la extenuación durante nueve días; Javier Muguruza, el nibelungo Björn Glasner; el presidente del Bizkaia Bilbao Basket, Xabier Jon Davalillo, Marino Lejarreta, Carmen Palacios, Juan Carlos Muguruza, Aitor Basaldua, Juanjo Gross, Rafael Aranguren, María Ángeles Velasco, Pedro Agirre, Ángela Oteo, el diseñador Óscar del Hoyo, Vicente González, Óscar Santos, Alicia Etxebarria, Joseba Arakistain y un buen número de amigos, seguidores y admiradores de la mujer de las piernas incansables.

Entre todas las historias de la noche sobresalió una: el tenaz empeño de Virginia por hacerse con el primer puesto del Ironman de Hawaii. Se diría que es una mujer sacada de la Marvel, donde los superhéroes no se agotan jamás. Por eso lo merece: porque ella tiene la madera de quienes no dan su brazo a torcer. La veremos un día, estoy seguro. La veremos llegar de Hawaii con una sonrisa de luna llena y el título en sus manos.