BILBAO. Casi dos centenares de edificios de Bilbao no existe en los planos municipales. Son viviendas, pabellones industriales o incluso casas aisladas, edificios fantasma donde viven personas que desde hace años sufren esta complicada situación; una coyuntura que se explica en el entramado de la configuración de una ciudad.
El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Bilbao data de 1995. Entonces, se quiso diseñar una villa tan perfecta que borró de los planos 234 edificios para su posterior demolición, unas veces por la necesidad de un acceso y en otros casos por una infraestructura. Con el paso del tiempo, estas edificaciones no sólo no desaparecieron, sino que algunas incluso cambiaron de estatus y lograron ser incluidas en el PGOU. El resto, simplemente sobrevive en el olvido. Aquel ambicioso proyecto les dejó fuera de ordenación y, en estos 15 años, no han existido urbanísticamente. Esta invisibilidad ha supuesto que su supervivencia haya sido difícil. Algunos propietarios han encontrado problemas para vender su propiedad y otros han tenido dificultades para gestionar créditos.
Esta es la problemática más grave heredada del Plan Urbanístico de 1995, pero lo cierto, según reconocen los técnicos, es que prácticamente está en situación "tolerada" todo Bilbao, o lo que es lo mismo los edificios no se ajustan al 100% a los planos que se hicieron, aunque esto no ha tenido repercusión para sus propietarios. Pero, si en un futuro se derribara Etxezuri, sólo podría levantarse un edificio de siete pisos, por citar un ejemplo.
La concejal de Urbanismo, Julia Madrazo, no oculta su preocupación a la que quiere poner remedio. "Nuestra intención es restituir una situación que arrastramos desde el PGOU de 1995 y que lastra el día a día de las personas afectadas. Si queremos un Bilbao equilibrado y cohesionado hay que respetar la identidad de cada barrio y trabajar para consolidar sus señas propias". Algunas de estas contradicciones han logrado resolverse, como los bloques 14, 16 y 18 de Atxuri, que después de años con complicaciones cada vez que tenían que solicitar un crédito o sin poder plantearse la venta de un piso que en teoría no existía, han entrado dentro del ordenamiento municipal hace tan sólo un mes. La razón de este cambio es que después de 15 años el puente que les amenazaba sigue sin haberse construido. Ahora, no es que el puente se descarte, pero se modifica su proyecto. Otro caso es Masustegi que esta semana ha pasado a ser un barrio de pleno derecho al comprarlo el Ayuntamiento a los herederos de Miguel de la Vía, a quienes pertenecía. Los vecinos tampoco han ocultado su satisfacción, "por fin vecinos de primera, como los de la Gran Vía", dicen.
Revisión del plan Pero aún quedan otras situaciones anómalas. "La revisión del PGOU es una oportunidad para redibujar el mapa de Bilbao e integrar estas zonas con todos sus derechos. Es nuestra vocación , aunque somos conscientes de que hay situaciones que todavía no podemos resolver, ya que están pendientes, por ejemplo, de la ejecución de grandes infraestructuras", especifica Madrazo.
En un primer momento, cuando se redactó el PGOU, quedaron fuera de ordenación expresa 234 edificios. Muchos de estos quedaban afectados por infraestructuras viarias ya gestionadas como es el caso del puente Euskalduna, otras quedaron condicionadas por los accesos de Enekuri y Arangoiti, el corredor del Kadagua, la variante de Otxarkoaga o los nuevos accesos de la A-8. Otras de estas situaciones irregulares tienen que ver con operaciones de transformación urbana ya ejecutadas, como es el caso del complejo inmobiliario Arata Isozaki en Uribitarte, Elejabarri y Mina del Morro, entre otros.
También se da el caso de edificios que a través de modificaciones del planeamiento, como es el caso de Olabeaga y, puntualmente, el caserío de Otxarkoaga, han perdido esa condición al variar las condiciones objetivas para permanecer fuera de ordenación expresa, y en estos momentos tienen un régimen jurídico muy permisivo equivalente en la práctica la de edificación dentro de ordenación. Hay otros casos como el de los barrios de Iturrigorri y Gardeazabal (aproximadamente 46 edificios) que han quedado fuera de ordenación para posibilitar una operación pública de regeneración urbana de realojo de sus moradores en el entorno próximo en buenas condiciones de accesibilidad y confort. Estas situaciones, 180, esperan que el nuevo plan reconozca sus derechos.