Barakaldo. Ocho años después de concluir las obras de la celda de seguridad del monte Argalario, el lindane sigue siendo un verdadero quebradero de cabeza para las administraciones públicas y los ciudadanos de de Barakaldo. El traslado de las tierras contaminadas por el pesticida a este recinto no ha solucionado este problema, como lo atestigua que en los últimos años hayan aparecido pequeños focos de suelos contaminados en varios puntos de la localidad. Para Eguzki, esta realidad demuestra que esta sustancia cancerígena "sigue siendo una amenaza real", por eso la asociación ecologista exige la puesta en marcha de un tratamiento integral que permita remediar esta situación de una vez por todas.
Justo cuando mañana se cumplen dos años desde el descubrimiento de uno de los focos de lindane que más alarma sembró en Barakaldo, el detectado en la depuradora que trata las aguas del pantano de Oiola, uno de los puntos que abastecía de agua potable a la población de la segunda urbe de Bizkaia, los conservacionistas acaban de presentar un decálogo de propuestas que, bajo su punto de vista, los diferentes organismos públicos deberían acometerse en diferentes ámbitos para dar carpetazo final a esta sustancia de color blanquecino.
Una de sus ideas que plantean es la realización de un estudio epidemiológico a la población "que permita determinar la influencia de estos tóxicos en la salud".
Del mismo modo, ante el goteo de casos de solares destinados a la construcción donde se ha detectado el pesticida, Eguzki solicita paralizar todas las licencias urbanísticas hasta que no se haya justificado su limpieza. Así mismo, aboga por realizar un estudio "a fondo" de la calidad ambiental de los terrenos de la localidad fabril y la comarca. Igualmente, considera necesario constituir una comisión que estudie y haga un seguimiento de esta problemática.
Respecto a la contaminación del agua procedente del pantano de Oiola, la asociación conservacionista advierte que dos años después de destaparse el caso el origen del lindane sigue sin conocerse, una circunstancia que, en su opinión, aumenta la suspicacias. En este sentido, considera que si al final no se localiza puede convertirse en un riesgo "que siempre estará ahí".