Las credenciales del buen bebedor
Nada es más frecuente en nuestro pueblo que un vaso de vino ocasional. Se bebe en bodas, bautizos y funerales; cuando se firma un contrato para celebrar y cuando se trunca, como desagravio. Se brinda en los días felices y se ahogan en alcohol las tristes penas. Se celebran reencuentros y separaciones, goles del Athletic y nacimientos. Claro que nunca se sabe cuándo ni cuánto es suficiente. Sin ir más lejos, Humphrey Bogart aseguraba que el mundo entero tiene más o menos tres vasos de vino de retraso.
Descrito el panorama, no es de extrañar que el Txakoli Eguna 2010, un power point de carne y hueso en el que se realiza la presentación de la añada 2009 y se nombran los embajadores del txakoli del presente año, tuviese el cónclave de los grandes acontecimientos. Así ocurrió ayer en el acto oficial, celebrado en el atrio del edificio del Ensanche, a iniciativa del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina que preside Elena Unzueta. Al filo de las doce del mediodía, el vestíbulo era un hervidero de agricultores, productores, políticos y gerentes; gastrónomos y aficionados al vino, nombres y apellidos de la vida social bilbaina, cocineros y sumilleres. No por nada, hace ya un buen puñado de años que el txakoli despierta pasiones.
Era el día X para todos ellos pero, sobre todo, para los recién nombrados embajadores. Así, Jorge Fernández, ausente por razones de rodaje; Julio Alegría, la vida en descorche personificada, y Kirmen Uribe, el escritor que buscó un sinónimo para el término txakoli y encontró el tan apropiado de felicidad, recibieron con satisfacción las credenciales del buen bebedor, esas que les acreditan como embajadores del txakoli de este año.
Ilazki Serrano fue la encargada de coser todo el acto con el hilo invisible de la palabra y la sumiller María José Vázquez la mujer encargada de describir el color rubio pardo, el aroma a flores y frutos blancos y la ácida frescura en boca del txakoli embotellado el pasado año. Lo hizo en presencia de testigos como José Luis Anda, Irene Pardo, Isabel Sánchez Robles. Ikerne Zuluaga, y cuantos gestores y políticos se acercaron al estrado.
No fueron los únicos presentes en un mediodía adornado por las carnosas perlas de la hondarrabi zuri, claro está. Se sumaron a esta alegre caravana Jon Andoni Rementeria, Manu Calera, Guillermo Iturrionabeitia, vicepresidente del Consejo Regulador; el alcalde Bermeo, Xabier Legarreta, Antón Txapartegi, Amaia Barrena, Txelu Gómez Querejeta; la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Madariaga; la europarlamentaria Izaskun Bilbao, Mariapi Alza, Alejandra y Carla Alegría, con el pequeño Nico Soroa en brazos; Rodrigo García Azumendi, María Loizaga, Jon Andoni Zarate, Marino Montero, Elena Marsal, Ander de Arambalza, Mila Gabilondo; el presidente de la Sociedad Coral de Bilbao, Cecilio Gerrikabeitia, Ramón Muro; la directora general de Bilbao Turismo, Mercedes Rodríguez, Iñaki Irusta, María Victoria Cañas; el presidente de la Asociación de Hosteleros de Bizkaia, Ángel Gago; Gonzalo Olabarri, Juan Manuel Delgado, Teresa Querejazu, Nerea Ahedo, el notario Juan Bustamante, Juan Álvarez, Alicia Stuber, Sylvie Lagneaux; el presidente de la Fundación Sabino Arana, Juan Mari Atutxa; José Luis Candal; el alcalde de Galdakao, Joseba Escribano; Jose Burgo, Tomás Sánchez, rey de la Casa Vasca o José Mari Losa y su hermano Borja, capaces de convertir cualquier pescado en un zar allá en el asador Guetaria. También se sumaron a la celebración Marcelino Gorbeña, Juan Carlos Ercoreca, Iratxe Madariaga, Asier Arzallus, Santiago Iriarte, Álvaro Ortega, Virginia Rivero, Asier Loroño, Melchor Gil y un buen número de invitados que disfrutaron de una cosecha que, al decir de los entendidos, encumbra al txakoli de Bizkaia al paraíso de los vinos blancos, entre, qué sé yo, un Chardonnay del Alto Adigio, un Riesling de Alsacia, un Sauvignon Blanc sudafricano o un Orange Mouscat californiano. "Es el txakoli en el reino de los cielos", vino a decir Javier Agirre, mientras paladeaba el contenido de un copa.
Del viejo mundo de las tabernas y las festivas botas de vino, el nieto de la vid ha dado el salto a la élite. No en vano, su presencia en el mundo cinematográfico, que ayer recordaba Javier Otalora (he dicho en el cine, no entre actores...), "le da el glamour de una estrella de Hollywood". No por nada, ya lo dijo Federico Fellini "un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador".
Los números cantan entre copas. La producción total declarada en la cosecha 2009 ha sido de 1.240.118 litros, lo que ha supuesto un crecimiento del 15% respecto a lo elaborado en la campaña anterior. Esta última campaña tuvo una aceptable primavera, aunque de floración tardía y un verano húmedo. No fueron las condiciones idóneas y, aún así, los viticultores vizcainos han logrado una calidad media de uva muy buena. Tienen mano de santo.