Sestao
Cuando los fines de semana los bares de Sestao espantan a los últimos clientes y bajan la persiana para irse a dormir, el pub de Sarita abre sus puertas. Música y copas hasta el amanecer es su reclamo para captar a todos los juerguistas que quieren prolongar unas horas más el desenfreno de la noche. Refugio para unos donde apurar los últimos tragos antes de acostarse y nido de problemas para otros. Los vecinos que viven en los aledaños de este local de hostelería se quejan por los "escándalos" que se producen en el exterior "casi todas las semanas".
"No hay fin de semana que no venga por aquí la ambulancia o la Policía Municipal", asegura Mari Carmen, nombre ficticio de una vecina del entorno que prefiere mantener su intimidad por miedo a posibles represalias. "Algunos miembros de la familia que lo regenta es un poco broncas", precisa para justificar su decisión. Situado en la calle Mendebal, muy cerca de la plaza del Kasko, el controvertido pub se ha convertido en una fuente de conflictos casi permanente con el vecindario debido al volumen de la música, al consumo de alcohol en la calle y las peleas que a menudo se producen en su exterior.
"¿Cómo es este bar? Pasas un domingo a las ocho de la mañana por delante y escuchas la música sonando chun-chun y casi toda la gente en la calle porque dentro apenas hay luz", describía ayer el cliente de otro bar cercano. Antonia, otra vecina que tampoco quiere revelar su identidad, afirma que hay fines de semana que no puede pegar ojo del ruido procedente de la calle, según apunta, por la música y la gente que está hablando. "Por no hablar de los días que se produce una pelea", remarca.
"Yo he visto a una persona amenazar a otra con un hacha. La verdad es que no entiendo como el Ayuntamiento permite que tengamos este problema aquí", critica Mari Carmen. El pub de Sarita es un viejo conocido de la Policía local. Los agentes han realizado diversas intervenciones ante las quejas de los vecinos, la última precisamente este domingo.
Seis agentes municipales y una doce de ertzainas realizaron a primera hora del domingo una redada en el establecimiento para tratar de localizar drogas, momento en el que había una veintena de clientes en el interior del local. Durante la inspección, que se prolongó por espacio de hora y media, los policías realizaron siete incautaciones de sustancias que podrían ser estupefacientes e identificaron a todas las personas, entre ellas dos con requisitorias por causas judiciales.
sospecha vecinal Aunque los vecinos no habían comprobado nunca con sus propios ojos a los clientes consumiendo droga ni habían detectado menudeo, muchos reconocieron ayer que sí tenían esa sospecha. Aunque no ha sido este detalle el que más ha llamado la atención de la Policía. Durante el registro los agentes detectaron "graves deficiencias" de seguridad y salubridad. "Había mucha suciedad, el sistema eléctrico sin canalizar?", pormenorizó el Consistorio sestaoarra, que adelantó que todas estas faltas se van a analizar para adoptar las medidas oportunas contra el local.
Además, comprobaron que en el local, de apenas 40 metros cuadrados "y que no reúne condiciones para ser utilizado como vivienda", reside el marido de la dueña, sobre el que pesa una orden de alejamiento de su mujer, según informaron fuentes municipales. Ahora, los vecinos confían en que sus pesadillas de fin de semana desaparezcan.