Urdaibai actualiza su pasado
Desde Santimamiñe al castillo de Ereñozar, la comarca va rescatando su secuencia histórica
Habitado desde tiempos inmemoriales, la huella del pasado se modela actualmente en Urdaibai gracias a las investigaciones efectuadas en "una comarca rica en yacimientos", aluden los arqueólogos acerca de los vestigios hallados los últimos años. La razón es clara: desde que el hombre paleolítico plasmara sus bisontes en la cueva de Santimamiñe hasta que los señores del castillo de Ereñozar enterraran a sus difuntos en el siglo XII transcurrieron más de 16.000 años. Y durante ese espacio de tiempo, la comarca ha sido asentamiento para unos seres humanos que supieron aprovechar sus amplios recursos. Así, su secuencia cronológica, que llega hasta nuestros días, nunca se ha visto detenida.
Numerosos son los yacimientos que nos dan buena cuenta de los muchos eslabones que conforman la cadena histórica de la comarca. Y esa secuencia ha sido corroborada gracias al repunte experimentado en las investigaciones durante las dos últimas décadas en Busturialdea. Los hallazgos son más numerosos que en otras zonas de Bizkaia, obteniendo como resultado "una amplísima secuencia histórica". Pero, ¿a qué se debe que Urdaibai disponga de una historia tan larga? "Es un valle grande y abierto", explica el investigador Juan Carlos López Quintana. "Y luego han existido una serie de ecosistemas cuyos recursos fueron bien explotados por el hombre antiguo", remata. Y pese al ingente trabajo investigador efectuado, incluso lo mejor puede llegar en el futuro, ya que "aún dispone de potencial para continuar hallando nuevos yacimientos", apuntan los expertos, "siempre que se racionalice ese patrimonio y dejemos algo para el futuro". Pero, por desgracia, también existen puntos de interés cuyos secretos nunca saldrán a la luz. Un ejemplo es la cueva de Atxaga, en Forua, cuyo yacimiento nos hablaría de la primera ocupación de Urdaibai por parte del hombre de Neanderthal. Pero ahora ya es tarde, ya que el enclave ha sido destruido.
La joya de la corona de la arqueología de Urdaibai, sobre todo por sus connotaciones historiográficas, es Santimamiñe. La cueva paleolítica cuenta con niveles de ocupación humana desde 15.000 años antes del presente hasta el Calcolítico - 4.000 años-, pero también con un tesoro rupestre que tuvo que ser puesto a resguardo en 2006 debido a su mal estado. El santuario pictórico hallado en 1916, compuesto por treinta y dos bisontes, siete cápridos, seis caballos, un oso, un ciervo y otros restos incompletos de figuras, son de una riqueza capital para Bizkaia.
Por ello, no es de extrañar que la Diputación Foral todavía mantenga abiertas investigaciones en el enclave desde 2004 y, actualmente, en su segunda fase. "Se está trabajando en una excavación en extensión", apunta el gernikarra Juan Carlos López Quintana, quien, junto con otros arqueólogos, investiga hoy en día en el yacimiento, al igual que lo hicieran en varias fases del siglo pasado Telesforo de Aranzadi, José Miguel de Barandiaran y Enrique de Eguren. Desde julio de 2008, Santimamiñe es declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto con otras 14 cavidades del Cantábrico. Actualmente, y para preservar sus tesoros, una réplica en tres dimensiones ofrece la posibilidad de recorrer la cueva sin tener que entrar.
"Aún pasarán varias generaciones de arqueólogos hasta agotarlo", dictamina sobre el futuro de la cavidad de Kortezubi, que seguro que deparará nuevas sorpresas en breve. Y es que "este yacimiento tiene muchos estratos, lo que nos lleva a excavarlo con una mayor rigurosidad si cabe". En las excavaciones realizadas "se ha determinado una secuencia estratigráfica de seis metros de potencia", agrega, unos sondeos de los que pronto tendremos más noticias.
Puesta en valor La siguiente vértebra de la columna de la historia de Busturialdea lleva a Katillotxu, en Mundaka. Seis mil años después de que el ser humano pintará Santimamiñe, otro hombre vislumbraba Urdaibai desde lo alto del ondulado cordal, donde las excavaciones de Agiri desenterraron un conjunto megalítico de cinco dólmenes y dos asentamientos al aire libre del Neolítico avanzado. Su importancia radica en que se trata de la primera evidencia de un sepulcro decorado en todo el área cántabro-pirenaica.
Desentrañados sus secretos, Agiri ha obtenido el apoyo de las instituciones para conformar "uno de los pocos monumentos en los que se ha intervenido de forma integral". Es decir, se ha actuado en la excavación, la conservación y su puesta en valor. El yacimiento de Mundaka está incluido en una ruta megalítica de Urdaibai, inaugurada este año, que recorre esta necrópolis, otros tres asentamientos en Sollube y el menhir de Sorbituaga-Arriatara.
Pero ahí no acaba el recorrido arqueológico. La siguiente etapa lleva al visitante al otro lado de la ría, a las alturas de Arrola, un poblado fortificado de la Edad de Hierro ubicado en la confluencia de Arratzu, Mendata y Nabarniz. Topografiado por primera vez en 1827 y retomadas las indagaciones hace pocos años, la Diputación pretende aunar conservación y difusión al público con un proyecto que desarrollará hasta 2012. Precisamente, otro destacado emplazamiento arqueológico, también auspiciado por la entidad foral, es el poblado romano de Forua, del siglo primero. El que fuera denominado "yacimiento romano más importante de Bizkaia" -descubierto en 1982- es otro de los enclaves históricos de Busturialdea excavado y puesto en valor durante los últimos años.
Parecido futuro -y esperanzador también- le espera al castillo del siglo XII de Ereñozar, hallado en 2008 por el equipo liderado por el arqueólogo Mikel Neira. Los sondeos llevados a cabo en las cercanías de la ermita permitieron descubrir la estructura exterior del complejo, varias tumbas medievales construidas con sillares de gran tamaño, restos cerámicos, monedas e, incluso, dados de juego. Examinando actualmente los restos hallados durante el pasado año, Neira ha adelantado que "las excavaciones continuarán con una segunda fase este próximo verano". Las intensas labores de investigación y el apoyo institucional han sido fundamentales para que Busturialdea haya logrado desenterrar en dos décadas un largo pasado, cuyos secretos desea legar a los futuros habitantes de Urdaibai.