Bilbao. La diputada de Cultura, Josune Ariztondo, informó ayer de que los 25 empleados del albergue de Plentzia, cerrado por la Diputación, han sido recolocados en distintos departamentos forales. Los otros tres trabajadores del centro no han continuado su labor ya que, según señaló, su contrato se ceñía al periodo estival y concluyó en septiembre.
El departamento de Cultura tomó la decisión antes de verano de derruir el edificio y construir uno nuevo, más moderno, que responda mejor a las demandas de los jóvenes que, mayoritariamente, se alojan en él. Pero, como consecuencia de la disminución en la recaudación, el área que dirige Josune Ariztondo se ha visto obligada a tomar la decisión de aplazar, como mínimo un año, el proyecto de la nueva residencia. Como ha sucedido con otros proyectos como el equipamiento de La Ola, en Leioa, esta iniciativa tendrá que esperar a tiempos mejores y, de momento, está paralizado.
En cualquier caso, se sigue adelante con los trámites para proceder al derribo de la actual infraestructura, que ha quedado notablemente anticuada. Previsiblemente, el edificio se empezará a demoler el próximo mes de enero.
La Diputación quiere, con este nuevo equipamiento, fomentar el turismo juvenil y convertir a Bizkaia en un referente a nivel internacional. A favor del albergue de Plentzia juegan su magnífica ubicación y su cercanía para practicar deportes acuáticos, en un objetivo por atraer al turismo, principalmente juvenil, que se mueven a través de la red internacional de albergues.