En medio de un ciclo de récord de empleo, el problema del acceso a la vivienda se ha enquistado en Bizkaia y el paso habitual de formar un hogar propio se ha convertido en un escalón insalvable para muchos jóvenes. La compra de un piso está fuera de alcance para muchos y el alquiler compartido, que es la apuesta de muchos arrendadores para sortear las dudas que les genera el nuevo esquema de protección de los inquilinos, limita su desarrollo vital.

No hay en teoría riesgo de una burbuja inmobiliaria, pero el mercado se ha calentado y se palpa cierta incertidumbre. En esta línea, el presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria(COAPI) de Bizkaia, José Manuel González Robles, pidió este pasado jueves una reflexión al colectivo que representa sobre su contribución a la subida de los precios, en la asamblea anual de la asociación. El valor de los inmuebles está aumentando tras superar en 2014 la crisis financiera, capear los avatares propios del sector inmobiliario y remontar el parón de la pandemia. 

Precios "disparados"

A ello hay que sumar el efecto en el mercado la falta de vivienda. “Lógicamente los precios, tanto en compra como en alquiler, se han disparado”, señaló. El presidente de las inmobiliarias recordó que antes de 2008 se compraban pisos a precios que eran “de locura, una aberración”. “Estamos volviendo al punto de partida” y “además entre nosotros mismos estamos compitiendo, hay agentes inmobiliarios que ante la falta de producto, se permitimos decirle [al cliente] que nos venimos arriba y que somos capaces de vender un poquito más” caro.

Tenemos que reflexionar en qué medida estamos contribuyendo al aumento de precios. Debemos ser conscientes es que éticamente lo que tenemos que hacer es ordenarlos e intentar de alguna manera ayudar a resolver el problema que tenemos todos de la vivienda”, concluyó.