Como el metro de Bilbao, cada uno guarda secretos, curiosidades y datos fascinantes que revelan tanto de la cultura de un país como sus calles en la superficie. Vamos a viajar por algunos de los metros más emblemáticos de todo el mundo y sabremos el motivo por el que son tan especiales.

EL METRO DE LONDRES: TODO UN PIONERO EN LO SUYO

El London Underground, inaugurado en 1863, fue el primer metro del mundo. Su línea inicial, la Metropolitan Railway, usaba trenes a vapor y túneles excavados a mano. Hoy tiene más de 400 kilómetros de vías y 270 estaciones, algunas tan profundas que funcionan como refugios antiaéreos. Durante la Segunda Guerra Mundial, las estaciones servían para proteger a miles de londinenses de los bombardeos.

Incluso, se organizaban conciertos y se proyectaban películas en los andenes mientras caían bombas en la superficie. Un dato curio- so: los londinenses nunca lo llaman “metro” sino “the Tube” (el tubo), por la forma cilíndrica de sus túneles. Además, su mapa —diseñado por Harry Beck en 1933— es una obra de arte del diseño gráfico moderno, imitado por metros de todo el mundo.

EL METRO DE PARÍS: HAY ARTE HASTA DEBAJO DE LA TIERRA

El Metro de París abrió en 1900 y es famoso por su elegancia y su conexión con la vida cultural francesa. Cada estación tiene un carácter único: algunas están decoradas como museos, otras homenajean a escritores, inventores o hechos históricos. La estación Arts et Métiers, por ejemplo, parece un submarino salido de las novelas de Julio Verne, con paredes de cobre y engranajes decorativos.

Mientras tanto, Louvre-Rivoli muestra réplicas de obras del museo del Louvre, convirtiendo el trayecto diario en un paseo artístico. Las bocas de metro de estilo Art Nouveau, diseñadas por Hector Guimard, se consideran auténticas joyas arquitectónicas. Tanto, que algunas fueron declaradas patrimonio histórico. El metro parisino es también uno de los más densos del mundo: 16 líneas y más de 300 estaciones en apenas 100 km². Es tan compacto que en el centro de París nunca estás a más de 500 metros de una estación.

EL METRO DE MOSCÚ: UN PALACIO PARA EL PUEBLO

Si hay un metro que parece un museo subterráneo, ese es el de Moscú. Inaugurado en 1935, fue concebido como “el palacio del pueblo”. Cada estación debía reflejar la gloria de la Unión Soviética: mosaicos, mármoles, candelabros, estatuas de bronce y murales que glorifican el trabajo, la ciencia o el ejército. Algunas estaciones, como Komsomolskaya o Mayakovskaya, son tan majestuosas que incluso se celebran bodas en ellas.

Pero hay más: el metro de Moscú tiene fama de tener un sistema secreto paralelo, llamado Metro-2, construido durante la Guerra Fría. Supuestamente conecta el Kremlin con bases milita- res y refugios subterráneos, aunque nunca se ha confirmado.

EL METRO DE NUEVA YORK: LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME, TAMPOCO AQUÍ ABAJO

El Subway de Nueva York, inaugurado en 1904, es uno de los más extensos y complejos del planeta, con 472 estaciones y más de 1,000 km de vías. Es el único gran metro del mundo que funciona 24 horas al día, los 7 días de la semana. El sistema tiene una historia llena de rarezas. Por ejemplo, hay estaciones fantasma, como la de City Hall Station, cerrada en 1945 pero aún visible si se mira por la ventanilla del tren 6 cuando da la vuelta en su bucle final.

Imagen icónica del metro de Nueva York Unsplash

Y aunque el metro de Nueva York es famoso por su caos, también es un escenario cultural. Músicos callejeros, grafiteros y artistas han convertido los pasillos en galerías improvisadas, y el “Subway Art Program” oficial organiza exposiciones permanentes de arte contemporáneo en estaciones clave.

EL METRO DE TOKIO: SE NOTA LA PUNTUALIDAD JAPONESA

Si existe un símbolo de precisión y eficiencia ese es el metro de Tokio. Con más de 9 millones de pasajeros diarios, es uno de los sistemas más transitados del mundo. Lo más sorprendente es su precisión: los retrasos promedio se miden en segundos. Cuando ocurre un retraso de más de 60 segundos, los conductores emiten una “carta de disculpa” para los pasajeros, destinada incluso a presentar en el trabajo o la escuela.

Otro detalle que seguramente has visto en la televisión, los empleados del metro llamados oshiya (“empu- jadores”) que ayudan a que todos los pasajeros entren en los vagones en hora punta, con movimientos perfectamente coordinados. Además, el metro japonés es un modelo de res- peto: nadie habla por teléfono, las colas son ordenadas, y hay vagones exclusivos para mujeres en determinados horarios.

En cuanto a tecnología, el sistema es pionero en auto- matización, limpieza y accesibilidad.

EL METRO DE SEÚL: EL METRO QUE VINO DEL FUTURO

El metro de Seúl, inaugurado en 1974, es considerado por muchos como el más avanzado del mundo. Su red supera los 330 kilómetros y está equipada con Wi-Fi gratuito, pantallas táctiles, aire acondicionado y calefacción en los asientos. Cada estación tiene baños públicos impecables, tiendas, bibliotecas y hasta gimnasios.

Los trenes muestran en pan- tallas el punto exacto donde se abren las puertas y la ubicación de las escaleras o ascensores en la estación de destino. Además, Seúl fue pionera en el uso de tarjetas inteligentes (T-Money), que hoy se pueden usar no solo en el metro, sino en autobuses, taxis, cafeterías e incluso máquinas expendedoras.

Y un detalle divertido y de lo más musical, cada línea tiene una melodía diferente que suena al abrirse las puertas, y algunas estaciones reproducen canciones populares coreanas para amenizar los trayectos.

EL METRO DE DUBÁI: TODO UN LUJO (COMO NO PODÍA SER DE OTRA MANERA)

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El Metro de Dubái, inaugurado en 2009, es el metro sin conductor más largo del mundo. Sus trenes totalmente automatizados circulan por rutas que atraviesan paisajes urbanos futuristas y desérticos. Cuenta con vagones divididos por clases: la Gold Class, con asientos de cuero y vistas panorámicas, y los vagones estándar.

También hay compartimentos exclusivos para mujeres y niños. El sistema está impecablemente limpio —no se permite comer ni beber— y las estaciones están climatizadas, un detalle sin duda importante en una ciudad donde las temperaturas pueden superar los 45 ˚C. Viajar en metro es viajar por la historia, por la ingeniería y por la vida cotidiana de millones de personas.