Es una visita obligada cada 1 de noviembre. El cementerio de Bilbao vuelve a acoger a decenas de personas que se acercan a honrar a sus fallecidos. No importa el tiempo que haya pasado, todas las perdidas son igual de dolorosas y la visita al camposanto remueve anécdotas y vivencias con los seres queridos. 

Con una simple flor o ramos de flores, las familias al completo, mayores y niños, recuerdan a sus seres queridos. El silencio sepulcral es la nota constante de una jornada para la memoria. [En elaboración]