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Así viven 150 personas en Bilbao: “Mejor aquí entre ratas que en la calle”

Hamed es uno de los residentes en los pabellones abandonados de Zorrotzaurre que el Ayuntamiento derribará próximamente

En imágenes: así viven 150 personas en dos pabellones en ruinas en ZorrotzaurreMiguel Acera

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Hamed llegó hace más de dos décadas a Bilbaocon poco dinero y con la ilusión de poder tener aquí la vida que no pudo lograr en su Egipto natal. Lo que se encontró aquí no fue, ni de lejos, el estilo de vida que le pintaron antes de que dejase atrás su tierra. Tras muchos años de idas y venidas deambulando por la capital vizcaina, Hamed se instaló en los pabellones abandonados de Konsoni y Lancor, en Zorrotzaurre, donde ha conocido a decenas de personas que están en su misma situación.

No obstante, no pierde la ilusión de que algún día pueda tener una vida normal. Esa esperanza es lo que le anima a seguir adelante. No es el único, al menos 150 personas que llegan a Bilbao con falsos sueños de que van a ser los "reyes" en la capital vizcaina viven en una situación insalubre en los pabellones industriales abandonados ubicados en la zona de Zorrotzaurre, donde se está levantando el nuevo barrio de la villa. "Veníamos aquí con la idea de que había trabajo y, cuando llegas aquí, no hay nada", manifiesta.

En su mayoría son hombres migrantes, llegados desde distintos países de África y Sudamérica, que han convertido estas estructuras ruinosas en su único refugio. Algunos llevan pocos meses en el lugar mientras que otros acumulan más de siete años. Sin posibilidad de acceder a una vivienda, viven entre escombros, basura y ratas que andan a sus anchas entre colchones y bolsas de basura. Los roedores se han convertido en parte habitual del paisaje. Algunas incluso muerden a los que están pernoctando allí. Una de las personas que duerme allí muestra a este periódico cómo uno de estos roedores le mordió un dedo del pie dejándoselo "en carne viva". "Me mordió el pie arrancándome un trozo de piel", describe.

En imágenes: así viven 150 personas en dos pabellones en ruinas en Zorrotzaurra

Sin paredes, en los días de calor soportar las altas temperaturas es "horroroso", –cuentan– y, en invierno, cuando pega el frío no hay cartón o manta que sirva para combatir las gélidas noches bilbainas. Sin embargo, –insisten–"es mejor estar aquí con un techo que estar durmiendo en la calle". Y prosiguen. "Es mucho mejor vivir aquí entre ratas que fuera a la intemperie", insiste Hamed. La humedad se filtra por todas partes de los edificios y el olor a orina y moho se pega en la piel. Algo a lo que ellos aseguran estar ya acostumbrados pero que, para aquellas personas que acuden por primera vez, da incluso la sensación de mareo.

Imagen impactante

En este renovado barrio que se levanta poco a poco en la capital vizcaina, entre nuevas construcciones y calles todavía sigue presente los edificios abandonados. Las construcciones, pertenecientes a la etapa industrial en Bilbao, se encuentran completamente deterioradas: las paredes están rotas, con muchos agujeros, las escaleras son peligrosas, no hay puertas, ni ventanas, ni techos que sean seguros. Además, dentro de los bloques hay colchones sucios, mantas viejas, ropa recogida en la calle y cartones con los que improvisan lo que ellos le llaman "una habitación". No hay agua corriente, ni luz, ni baños, todo lo que tienen lo han ido construyendo "sobre la marcha", cuentan. La pequeña "familia" que convive en esos pabellones en ruinas se duchan en una fuente pública y se alimentan con lo que pueden. "Hay días que ni comemos. Vamos cada día a los contenedores y cogemos toda la comida que podemos. Si hay suerte, comemos algo. Si no, nada", explica Hamed.

La imagen del entorno en el que se ubican los pabellones de Lancor y Konsoni es impactante por su deterioro y insalubridad. Los residentes de esos edificios, personas de diferentes edades y nacionalidades, salen a diario a recoger chatarra para poder venderla y tener algo de dinero y jóvenes que llegan de lugares donde acuden para "aprender castellano". "Nos lavamos como podemos", asegura Hamed, mientras termina de lavarse la cara en la fuente.

Tema tratado en pleno

En medio de esta realidad, la situación de estos pabellones fue abordada en el último pleno municipal, donde el concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público, Asier Abaunza, reconoció que "es un proceso largo", pero que están intentando acelerarlo. Según explicó, el equipo de gobierno ha aprobado colaborar con la comisión gestora de Zorrotzaurre para "adelantar y agilizar" los derribos de los pabellones que están fuera de ordenación, como los de Lancor y Konsoni. "Se ha enfocado a los pabellones porque de la situación humana hemos hablado en varias ocasiones. Todos ellos son personas con derechos, pero entenderán que si todas son personas con derechos no les puede dar más derechos a quien duerme en un pabellón que a quien está debajo de un puente", expuso Asier Abaunza, quien apuntó que el Consistorio bilbaino es el que "más hace por acabar con el sinhogarismo". En ese sentido, el concejal de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público recordó que ofertan 4,6 veces más camas de lo que les corresponde y que aglutinan el 76% de las plazas de Bizkaia.

En imágenes: así viven 150 personas en dos pabellones en ruinas en Zorrotzaurra

"Es un proceso largo y estamos intentando acelerarlo. La solución no pasa por echar a todo el mundo y tapiar los pabellones, porque es ineficaz y hay que alcanzar los objetivos de los planeamientos", aseguró Asier Abaunza, quien recordó todas las labores que ya se ha hecho en Zorrotzaurre. "Estamos en vías de derribar Lancor y Konsoni. Le tenemos que dar más ritmo, evidentemente", manifestó Abaunza antes de señalar que hay constituido un grupo de trabajo para tratar la situación de las personas en situación de calle de Zorrotzaurre, con varias áreas implicadas. "Actuamos de forma coordinada, acudiendo en primera instancia los trabajadores sociales. Lo hemos venido haciendo y funciona bien. Mantenemos comunicación permanente con los nuevos vecinos también", apostilló Abaunza. Sin embargo, por el momento no hay una fecha concreta para el derribo de los pabellones, ni se ha anunciado qué tipo de solución se ofrecerá a quienes viven en ellos. En la práctica, las noches de las personas que pernoctan allí siguen siendo largas y frías. La comida continúa escaseando, las ratas siguen estando presentes y la insalubridad aumenta a pasos agigantados.