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La gran cúpula para eventos de Vista Alegre se prevé “para finales de año”

El Consistorio modificará su normativa para permitir su actividad hasta la 1 de la madrugada

En imágenes: La asistencia a la feria taurina de Bilbao aumenta un 20% gracias a los jóvenesMiguel Acera

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Actividades corporativas, espectáculos teatrales, conciertos de formato medio o encuentros gastronómicas. La plaza de toros de Vista Alegre acogerá eventos de diferente índole después de que una gran cúpula, que se levantará a finales de año, ocupe el espacio dedicado hasta ahora, casi en exclusiva, a los astados. El proyecto fue presentado por la empresa adjudicataria del coso en 2019 y desde dicha sociedad apuntan que su esencia se sigue manteniendo. No obstante, la llegada de la pandemia y, sobre todo, los impedimentos de la normativa municipal en materia de hostelería han retrasado inevitablemente la iniciativa que busca sacar rentabilidad a la infraestructura. Tras llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, la empresa gestora podrá situar la actividad de la cúpula en la misma categoría que los establecimientos del grupo III –tales como cafés-teatro– con la una de la madrugada como límite horario.

Para ello será necesario modificar la ordenanza de hostelería. “Tuvimos un desacuerdo relacionado con las licencias para las actividades que se podían hacer dentro del domo. Estaban limitados a lo que se les permitía”, aclara Jon Bilbao, concejal de Regeneración Urbana y administrador general de Vista Alegre, propiedad del Ayuntamiento y de la Casa de la Misericordia al 50%. “Ya se ha desbloqueado y, posiblemente, para finales de año podrán explotar la plaza para el resto de actividades que no estén relacionadas con lo taurino”, apostilla. En ese sentido, aclara que las modificaciones que se deberán llevar a cabo están relacionadas con el hecho de que pueda haber un servicio de hostelería en los eventos que se lleven a cabo. “No será solo para la plaza de toros, servirá para el resto de espacios que hay en la ciudad”, aclara el edil.

En ese sentido, reconoce que uno de los condicionantes ha sido tratar de facilitar la convivencia con los vecinos de las inmediaciones de Zabalburu, Autonomía, Ametzola o General Concha, que en los últimos meses han denunciado las “graves consecuencias para el descanso, la tranquilidad y la salud” que podría suponer la actividad del coso durante todo el año. Por ello, insiste en que “los horarios van a estar controlados para que no se moleste a la gente”. En esa línea, afirma que la empresa quiere potenciar principalmente los eventos B2B, reuniones organizadas para que empresas interactúen con otras empresas, además de celebrar espectáculos de teatro, conciertos o veladas de boxeo. “La capacidad va a ser de 2.700 personas, aunque en muchos casos serán eventos de entre 500 y 600 asistentes”, expone Jon Bilbao.

El concejal recuerda que una de las cláusulas del contrato público era la obligatoriedad de explotar el ruedo durante el resto del año, al margen de los festejos taurinos de Aste Nagusia. La adjudicataria Toreo Arte y Cultura BFM fue la única que se presentó al concurso llevado a cabo en 2019 para gestionar la plaza de toros durante 15 años ampliables por otros cinco años. “Además se prorrogaron otros dos años por la pandemia”, explica el administrador general de la plaza de toros, quien detalla que, como mínimo, deberán gestionar el ruedo hasta 2036, con posibilidad de alargarlo hasta 2041. Hasta entonces, la sociedad compuesta por los descendientes de la familia Chopera –gestores del coso bilbaino durante más de ochenta años– y del magnate mexicano Alberto Baillères (fallecido en 2022) deberá rentabilizar la actividad de una plaza de toros que ha sido deficitaria en los últimos años.

Y en paralelo deberá seguir pagando el canon de arrendamiento dispuesto en el contrato a los propietarios de la plaza, es decir, al Consistorio y a la Casa de la Misericordia. “Son 250.000 euros que van aumentando en función de las subidas. Y además tienen que pagar el parking, así que ronda los 300.000 euros anuales”, aclara el concejal, quien apunta que el hecho de que la plaza sea rentable es problema de la propia empresa. “Aunque como administrador de la junta, lógicamente, quiero que ganen dinero para que sigan explotando el espacio”, afirma. Por otro lado, recuerda que la adjudicataria se comprometió a llevar a cabo una inversión de tres millones de euros en la plaza para modernizar unas instalaciones que se comercializarán bajo la marca BIVA (acrónimo de Bilbao Vista Alegre).

Así, al margen de la instalación de la estructura abovedada que ocupará el coso de octubre a junio y que ya está “apalabrada” por un presupuesto cercano a los 2 millones de euros, la sociedad ha llevado a cabo numerosas intervenciones. La más visible, quizás, consiste en los asientos, que se sustituyeron por otros más ergonómicos, dispuestos por colores para que hagan un efecto degradado en gris, azul, rojo y blanco. “Las localidades ahora son todas individuales”, especifica Jon Bilbao. Otras mejoras realizadas estaban relacionadas con el saneamiento del edificio y su impermeabilización, además de la renovación de la cocina o de los nuevos espacios de hostelería. “Además tienen que ir haciendo el mantenimiento”, apostilla Jon Bilbao, consciente de que la conservación de una infraestructura de ese tamaño es costosa.