El paso de los 55.000 ingleses que llegaron a Bilbao –según estimaciones municipales– para asistir a la final de la UEFA Europa League se ha dejado notar en la capital vizcaina. Según la zona de la villa, los locales hosteleros han notado mayor o menor presencia de aficionados del Manchester United y del Tottenham Hotspur.
“Ha habido de todo, ha habido establecimientos que les ha ido muy bien, otros que les ha ido bien y otros que no han llegado a las expectativas que podrían tener”, señala el gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez, quien expone que algunas zonas han sido “de paso” mientras que otras han sido más “de reunión”.
Al mismo tiempo, reconocía que si se hubiese clasificado el Athletic “habría sido una actividad terrible en toda la ciudad porque no se hubiese ido tanto a la fan zone”. Que se haya jugado en miércoles también afectó al tránsito de personas por las calles. “Si en vez de ser un día laborable hubiera sido un sábado quizá se podría haber acercado más gente para ver el ambiente”, manifiesta.
Una inversión a futuro
Sin embargo, Sánchez mira más allá. “Es un evento que no solo tiene que ser lo de estos dos días sino que tiene que ser algo que sirva para haber sembrado y conseguir que gente que haya estado y quiera repetir vuelva en un futuro”, añade.
Los locales que más tarde iniciaron su actividad fueron los establecimientos situados dentro del anillo que blindó San Mamés, los cuales comenzaron su actividad cuando los miles de forofos se dirigieron al partido. “Hemos trabajado bien aunque creo que eventos como este no solo tendría que repercutir en la hostelería, habría que implementar algo que repercuta en las arcas del Ayuntamiento”, comentaba uno de los hosteleros de la zona.
Álvaro Zarza, propietario del bar Boss Bilbao, ubicado en Doctor Areilza, indica que estos dos días han sido una montaña rusa. “La tarde del martes la verdad que se trabajó muy bien en la zona. Lo que pasa es que el miércoles, entiendo que por la fan zone, por la mañana vendimos mucho desayuno, mucho café, mucho pintxo y mucha caña pero la tarde fue distinta. Desde García Rivero hasta San Mamés estaba todo muy tranquilo”, apunta Zarza, quien matiza que esperaban “algo más de movimiento”.
Veinte euros de propina
Y todo lo contrario fue lo que se vivió en el Asador Ibarra Sua. Javier Ibarra puntualiza que “el martes vino poca gente porque bajaron a la zona de Indautxu”. Sin embargo, el día en el que vendieron todo lo que tenían fue ayer. “Lo que pensábamos vender en tres días fue en seis horas”, afirma Ibarra. Además, las propinas que dejaron fue lo que más llamó la atención. “Un joven me pidió tres cañas, me las pagó y me dejó veinte euros”, ilustra.
La euforia por la final se contagió en la Plaza Nueva, con una invasión encabezada por los seguidores del Manchester United. Yolanda Etxebarria, del bar Urdiña, reconoce que “la gente estaba contenta con su afición, bebió bien y se lo pasó fenomenal”. Para estos locales, la previsión ha sobrepasado lo esperado. “Cerré tres horas antes porque no tenía nada más que vender”, apostilla.