Cerveza, cerveza y... más cerveza. Los aficionados ingleses que han colonizado las calles de la villa tienen muy claras sus preferencias para refrescar gargantas. Desde primera hora de la mañana las terrazas del Casco Viejo lucen repletas de vasos, sean de cristal o plástico, con la bebida estrella. De hecho, en la mayoría hay más vasos que sillas, lo que probablemente indica que las rondas corren a la velocidad de un galgo. “Hemos abierto a las 9.00 y han empezado con café y cerveza a la par”, reconoce Rebeca Sainz, propietaria del restaurante Víctor, donde asevera que el goteo de forofos del Manchester United es constante desde primera hora. “Hemos mantenido los precios. Estamos cobrando el cañón de cerveza a 3,5 euros, no es ninguna exageración”, asevera esta hostelera de la Plaza Nueva, que estos días parece formar parte de la Commonwealth.
“Es como un día de Aste Nagusia normalito, porque en fiestas la gente de Bilbao aprieta mucho más, con vino, con cubatas, con pintxos... El servicio es mucho más complicado”, reconoce Sainz, quien afirma que han sido muy previsores y cuentan con cuatro veces más barriles del elixir dorado más demandado. “La cerveza no se va a acabar, el problema es que el cañero pare, porque las máquinas darán lo que den y el 80% prefiere cañas. Pero tenemos botellines. No nos vamos a quedar sin cerveza, estoy segura”, expone esta hostelera que está bregando con hinchas del United desde primera hora, igual que Maren Iturburu, propietario de Iturriza Taberna, donde reconocen que calculan que despacharán alrededor de 300-400 litros de cerveza, el doble que un día en fiestas de Bilbao.
“Atender la demanda es fácil porque beben cerveza, lo único que les estamos sirviendo en vasos de plástico”, expone el hostelero, quien indica que han podido sacar algún que otro txakoli suelto en toda la mañana. En la Plaza Nueva, habituados a trabajar en inglés por la cantidad de turistas que atrae, ya tienen experiencia con los hinchas del United. “Mucho grito y ruido... pero se comportan bien. No tienen mal beber, son más pesados que violentos”, reconoce el hostelero. En ese sentido ya saben a qué atenerse en cuanto a las previsiones de comida. “Lo normal es que un poco más de la facturación del día sea a través de los pintxos. Hoy no va a ser así. Vendemos más cualquier sábado que hoy. Cuando vienen de vacaciones comen más pintxos que cuando están al fútbol”, garantiza Iturburu.
¿Y PARA COMER?
En otras zonas del Casco Viejo, con más restaurantes que bares, corroboran que los ingleses no han venido a comer, sino a beber. “Para nosotros es un día completamente normal. Han venido 50.000 aficionados pero solo 600 con dinero”, expone Jaime García, encargado del restaurante Sutegi, desde donde atestiguó, la noche de ayer, que lanzaban a un forofo a la ría.
“Espero que esta noche no provoque problemas”, desea. A escasa distancia, en el restaurante Kasko, reconocen que no han recibido más reservas de las habituales. “Lo único diferente es que hemos sacado bocadillos”, apunta Nacho Mateo, camarero, señalando a una montaña bocatas de jamón y pimientos que venden, por unidad, a 8 euros.